Transiciones

Las transiciones nunca son fáciles pero mientras sean para mejorar y generar el bien común, suelen salir adelante y superar (por cierto tiempo) los traumas de aquellos que más se resisten. Al menos, esto indica la lógica, esa parte de la filosofía que hace aguas cuando menos te lo esperas.

Esperar es lo que hace la humanidad con ese rosario de vacunas que compiten por ser la primera y más eficaz. La de Oxford Astrazeneca, que se distribuirá en toda América Latina menos en Brasil (marginal para sus patrocinadores) le pide a EE. UU una aprobación de emergencia después de que Pfizer dijera que la suya tiene un 90 por ciento de eficacia, un 94 la de Moderna y el 95 la Sputnik V, que según los rusos va como un cohete des lo de antes. En este casino o bazar de quién da más o entre el juego de la verdad y de la mentira, se encuentran los conejillos de indias de todo –o casi todo- el planeta. Y con la mano extendida, los presidentes esperan (siempre esperan) recoger las ganancias y meterse en el bolsillo algo más que calderilla de popularidad.

El problema es que, digan lo que digan, los unos y los otros, la credibilidad se balancea en la cuerda floja de la lógica. Y la duda, es el peor amigo de la gente para dejar que la vacunen. Quizás, porque a muchos ya les vacunaron otros gobiernos, en el banco, el trabajo y hasta en el amor. Una lástima.