Saber o no saber

Lo que sí pudo e hizo o sugirió o como lo quiera llamar el Gobierno, fue abortar cualquier recepción multitudinaria al hombre que, en teoría, ahora es el más perseguido del Gobierno de facto de Nicolás Maduro. Lo de «en teoría», va porque no termina de estar claro que el régimen no supiera, nada de nada, de su salida de la Embajada. Puesto en su justa medida, o en línea con lo que se cuece en el Palacio de Miraflores, «unos sabían y otros no». Esto, explicaría la tardanza en reaccionar (36 horas hasta que Cabello salió con los pelos, que no tiene, de punta), mientras López tenía pista libre para llegar a la costa y embarcarse rumbo a Aruba donde ya podía sentirse seguro. El resto de la hoja de ruta la conocemos.

Imaginar que el Gobierno venezolano es un bloque compacto es tener demasiada fantasía (sobran antecedentes que demuestran lo contrario). La «fuga» del «terrorista», como se refirieron al líder que pone en evidencia al régimen y a ese simulacro de elecciones que se avecina, levantó ampollas entre los que «no sabían» mientras los otros, disfrutaban de la jugada que consideran en beneficio propio. En cuanto a la Embajada de España, el asedio del SEBIN, a todo el que se mueve y a lo que no también, demuestra que o todos son demasiado tontos o algunos jugaban a interpretar al Capitán Renault en Casa Blanca cuando cierra Rick´s: «!Qué escándalo! ¡Qué escándalo! He descubierto que aquí se juega», clama el francés mientras le recibe, «sus ganancias, señor».