La reconquista de América

Europa parece estar dispuesta a desplegar una estrategia renovada en las otras Américas donde China se esfuerza en conquistar un terreno que antes fue de EE. UU y suyo. El gigante asiático se ha quedado con la mitad de la energía de Chile, es su principal socio comercial al igual que en Brasil, va camino de lograrlo en Argentina y realiza inversiones millonarias en sectores claves de la economía mexicana (Zuma Energía fue su última adquisición) y peruana, por citar algunos ejemplos.

La inseguridad jurídica, la corrupción y la inestabilidad política de países donde las revueltas sociales de los últimos tiempos se contagiaron hasta en aguas tradicionalmente tranquilas como las chilenas, fueron un revulsivo para los inversionistas. Tanto para los que estaban como para los que pensaban desembarcar. La duda entre entrar o quedarse en casa, ayudó a despejarla -este año- el Covid 19. Hay sobradas experiencias y el CIADI lo demuestra, del juego poco limpio en algunos países iberoamericanos (tampoco hay que hacer tabla rasa) donde, también hay que decirlo, los españoles se movían –a la fuerza ahorcan- como pez en el agua de los sobres bajo la mesa o las «cometas» (coima, soborno) en aviones o avionetas privadas. Es cierto que no es fácil tratar con algunos países de la otra orilla del Atlántico pero también lo es que ese espacio no puede dejarse libre para que lo ocupe la gran China.

La reciente reunión en Berlín, con medio centenar de ministros europeos y latinoamericanos, dio un mensaje en la buena dirección pero se necesitarán más hechos (políticos, económicos y comerciales, como el de Mercosur) que palabras para el 2021. Eso o aprendemos mandarín.