«Cariño... te vienes conmigo»

El niño haitiano de dos años sobrevivió 52 horas agarrado al brazo de su abuelo muerto. El bombero leonés narra «emocionado» el trabajo del equipo

17/01/2010 a las 00:00h.

Poco a poco, Óscar Vega comienza a ser consciente de que su trabajo le ha convertido en un auténtico héroe. Sus manos, firmes, aunque temblorosas, al igual que su impresionada voz el sábado al narrar su proeza, tuvieron la suerte y el privilegio de sacar ... de entre toneladas de escombros el pequeño cuerpo de Redjeson Hausteen. Una imagen, la de que en Haití aún hay vida tras el horror del terremoto , que ha dado la vuelta al mundo. «Cariño... te vienes conmigo», le dijo «emocionado» este bombero leonés de 32 años al niño de apenas dos cuando por fin el equipo pudo acceder hasta el hueco, bajo una silla, en el que sobrevivió 52 horas agarrado al brazo de su abuelo que yacía muerto. Una escena «un poco fuerte» que Óscar Vega no olvidará.

Su frágil hilo de voz, sus susurros, sus gemidos de auxilio, más que gritos, fueron tan fuertes como para que el equipo de rescate atendiera la llamada desesperada de sus familiares y se desviara del itinerario marcado, hacia la universidad. Y «piedra a piedra, a mano, sin medios» rescatara de la muerte segura a esos ojos asustados, emocionados, pero, sobre todo, ansiosos por seguir viviendo del pequeño Redjeson. «Él estiraba la mano», narró ayer en declaraciones a una emisora este bombero vocacional. Poco antes, su compañero, el vallisoletano Félix del Amo, conseguía acariciar al pequeño, darle agua mientras la imagen de su hijo, de similar edad, se le cruzaba en su mente, señaló ayer a ABC su esposa. Su 1,86 de estatura eran demasiado para culminar el rescate, así que cedió el testigo a Óscar.

«Al salir, la familia me rodeó, saltaban, gritaban, cantaban, bailaban a mi alrededor...», cuenta este profesional, desde el miércoles trabajando en Haití. Precisamente saberse objeto de la desesperada mirada de los padres y la abuela del pequeño elevó la tensión a la hora de concluir con éxito el rescate, tras dos horas y media abriéndose hueco entre los cascotes de la vivienda unifamiliar venida a bajo con el seísmo. Entonces, «te empieza a temblar todo el cuerpo».

«Momento crítico»

«Es un momento de euforia, te emocionas» al ver que el trabajo termina bien, porque no fue fácil. Cuando Óscar y dos bomberos de la Comunidad de Madrid se encontraban en el interior del hueco, una réplica del seísmo desató un «momento crítico». Por fortuna entre tanto drama, todo quedó en un susto y Óscar y el resto del equipo cumplieron su misión. «A él le gusta todo lo que sea ayudar a todo el mundo, intentar ayudar lo máximo posible», explicó su mujer, Natalia, «muy orgullosa», con «los nervios a flor de piel» y la «sensación contradictoria entre las ganas de que venga y que siga salvando más gente».

Al igual que sus compañeros, forma parte del Grupo de Rescate de la Consejería de Interior de Castilla y León. Se preparan con cursos para todo tipo de catástrofes y deben estar siempre en perfecta forma física. Gran amante de los deportes extremos, desde que acabó el instituto en su localidad natal, Valderas, tuvo claro que quería ser bombero.

Los veranos trabajó como forestal hasta que hace un año su «ilusión» se hizo realidad. Aprobó las oposiciones y entró en el Cuerpo en Valladolid, desde donde el miércoles partió hacia el Caribe. No lo dudó. Buscó el pasaporte y en seis horas cogía el avión hacia el horror caribeño. Un héroe, como todos los bomberos.