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La cacicada de poner a la capital el nombre de Nazarbáyev provoca protestas en Kazajstán

Su nombre será ahora el mismo que el del «padre de la Nación», Nursultán

Imagen de Astaná en 2017 AFP
Rafael M. Mañueco

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La primera medida adoptada por el Parlamento kazajo, tras renunciar Nursultán Nazarbáyev el martes a su cargo de jefe del Estado y tras tomar posesión el nuevo presidente interino, Kasim-Zhomart Tokáyev, no ha caído bien entre algunos pobladores de Astaná, la capital del país. Su nombre será ahora el mismo que el del «padre de la Nación», Nursultán.

La decisión de volver a cambiar el nombre de la principal ciudad del país fue adoptada el miércoles por el Parlamento de esta antigua república soviética en honor a su recién dimitido líder, que ha estado prácticamente 30 años en el poder y ha sido el artífice de la independencia de Kazajstán y del desarrollo económico de las últimas décadas.

La Policía detuvo hoy en la capital del país a 20 personas por manifestarse en contra de que Astaná se llame ahora Nursultán. La medida fue propuesta por Tokáyev el miércoles en su discurso de investidura y aprobada de inmediato por las dos Cámaras del órgano legislativo. Enseguida se comentó en los círculos opositores que la medida fue una «cacicada» más del régimen .

Se da la circunstancia de que la ciudad había cambiado ya antes tres veces de nombre. Se llamaba Akmolinsk y, en 1961, fue rebautizada con el nombre de Tselinograd. En 1992 se decidió que se llamara Akmola y, desde 1997 venía llevando el nombre de Astaná.

Fue entonces cuando Nazarbáyev ordenó trasladar allí la capital desde Alma-Atí, situada entre montañas en la parte sureste de Kazajstán. Astaná, ahora Nursultán, se encuentra en la planicie de la estepa y está prácticamente en el centro geográfico de la república. El traslado de la capital desde Alma-Atí supuso un enorme gasto.

De manera que el llamado «proceso de Astaná» para lograr la normalización y la paz en Siria tendrá que llamarse ahora de Nursultán. La urbe, sembrada de rascacielos y modernos edificios diseñados por los arquitectos más famosos del mundo, ha acogido ya varias intentos, hasta ahora fallidos, de sentar en la misma mesa a representantes de la oposición y del régimen de Bashar al Assad.

Tokáyev propuso también el miércoles que las principales avenidas de todas las ciudades del país lleven el nombre del dimitido presidente. La mayor parte conservan todavía la denominación de la época soviética, es decir, Lenin.

Otra medida que indica por dónde irán en lo sucesivo los derroteros de Kazajstán ha sido nombrar a Dariga, de 55 años e hija mayor de Nazarbáyev, presidenta del Senado. Este cargo lo venía desempeñando Tokáyev hasta hacerse cargo de las riendas del país y es clave porque, en caso de muerte, incapacidad o dimisión del primer mandatario, es la figura que asume el poder en funciones hasta la convocatorio de unos nuevos comicios.

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