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Bolton, más mano dura en la política exterior de Trump

El nuevo asesor de seguridad nacional aporta más heterodoxia a la Casa Blanca

Saludo de John Bolton tras reunirse con Donald Trump, en diciembre de 2016 en Nueva York Efe
Javier Ansorena

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El nombre de John Bolton ha sonado para formar parte de la Administración Trump desde que el multimillonario neoyorquino ganó las elecciones de 2016. Bolton, un alto cargo histórico en gobiernos republicanos , sonó en aquel momento para secretario de Estado, una designación que acabó en Rex Tillerson, fulminado hace pocos días . Entonces se dijo que Bolton representaba la línea más dura del partido republicano y que sus posiciones contradecían mucho de lo que había defendido Trump en campaña.

Bolton acaba de ser nombrado asesor de seguridad nacional dentro de la espiral de despidos y dimisiones en la que está instalado el trumpismo. Su fichaje ha venido acompañado de las mismas dudas y consideraciones que cuando sonó para jefe de la diplomacia: representa más mano dura y contradicción en un Gobierno ya de por sí agitado.

Bolton sustituirá a H.R. McMaster , un general con prestigio académico y en el frente de batalla. McMaster tenía la encomienda de centrar la seguridad nacional, unificando el mensaje del presidente. Nunca tuvo sintonía con Trump y desde hace meses se rumoreaba su salida. Quizá su sentencia llegó el mes pasado, cuando aseguró que la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales era innegable .

Ahora habrá que ver cómo Bolton encaja en el Gobierno de Trump. Ambos comparten un discurso agresivo, formas alejadas de la ortodoxia y el énfasis en las ideas de «América primero» y «el ejército primero» . Mientras que Trump ha promovido un discurso militarista, ha insinuado una intervención en Venezuela y ha prometido «fuego y furia» contra Corea del Norte, Bolton siempre ha mantenido una postura de atacar primero y preguntar después . En las últimas décadas, ha defendido iniciar una guerra contra Cuba, perpetrar el asesinato de Gadafi, atacar de forma preventiva a Corea del Norte y «bombardear Irán, para evitar su bomba nuclear».

Intervencionismo militar

Su defensa de un intervencionismo militar de EE.UU. en todo el planeta es, en teoría, lo que le aleja de Trump. El caso más significativo es la invasión de Irak de 2003, que Bolton apoyó con fuerza . Contra la opinión mayoritaria en EE.UU. –también en amplios sectores del partido republicano–, Bolton todavía asegura que aquella guerra fue apropiada . Trump, sin embargo, la atacó sin descanso durante su campaña electoral: «Nunca debimos estar en Irak, desestabilizamos Oriente Medio», dijo durante las primarias. «Mintieron. Dijeron que había armas de destrucción masiva. No había nada», añadió.

Quizá era solo oportunismo político de Trump, que entonces peleaba con otro candidato republicano, Jeb Bush, hermano del ex presidente. Trump defendió entonces que EE.UU. no se debía dedicar a cambiar regímenes por medio mundo y centrarse en lo que ocurre dentro de sus fronteras, un discurso que caló entre la deteriorada clase media, la misma que ha perdido muchas vidas en los frentes. Bolton quizá no encaje bien en esa postura. Tampoco por su agresividad contra Rusia, que contrasta con la cautela que Trump ha mostrado hacia Moscú, con el telón de fondo de la interferencia rusa en las elecciones. Mientras que el presidente de EE.UU. no quiere ni oír hablar de ello, Bolton ha asegurado que Putin mintió a Trump cuando le dijo que no había existido esa interferencia.

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