La batalla del 4-N se juega en un puñado de estados que votaron a Bush en 2004

La batalla del 4-N se juega en un puñado de estados que votaron a Bush en 2004

A tan solo una semana de las elecciones para determinar el próximo ocupante de la Casa Blanca, la recta final de esta lucha política de proporciones épicas pasa por tan solo media docena de los cincuenta Estados de la Unión.

Hasta el 4 de noviembre, ... John McCain y Barack Obama tienen previsto concentrar sus esfuerzos, tiempo y dinero restante en Florida, Ohio, Virginia, Carolina del Norte, Missouri e Indiana. Jurisdicciones en las que el presidente Bush logró ganar en el 2004 y que, en esta ocasión, se han convertido en una retaguardia electoral insegura para el Partido Republicano.

Realmente, el único estado que votó hace cuatro años por los demócratas y donde esta vez McCain aspira a ganar es Pensilvania. Disparidad que ilustra la desventaja acumulada por el candidato republicano y su partido en este ciclo electoral.

Ambas Cámaras

Y que contrasta con el optimismo cada vez mayor entre los demócratas, que anticipan ganar no solamente la Casa Blanca sino amplias mayorías en ambas Cámaras del Congreso federal. Ilusiones escenificadas con mítines en los que Obama está siendo capaz de atraer a 100.000 personas.

McCain, de nuevo, se vio obligado ayer a distanciarse públicamente del presidente Bush e insistir en que las encuestas tan favorables a su rival demócrata no se ajustan a la realidad. El senador por Arizona insistió en que la próxima noche electoral será larga y que al final, él será el ganador. Con reproches de precipitado triunfalismo hacia Obama, hasta el punto de insinuar que el demócrata estaría tomando ya medidas del despacho oval y habría empezado a redactar su discurso de toma de posesión.

Barack Obama, concentrado ayer en Ohio, reiteró sus mensajes de esperanza, unidad y cambio, empezando por lograr un clima económico que recompense el trabajo, no la especulación, y donde se alimente la prosperidad desde abajo hacia arriba. Según el senador por el Estado de Illinois, después de ventiún meses de campaña y tres debates televisivos, John McCain ha sido incapaz de aclarar en qué no se parece al impopular Bush.

Al calor de las malas perspectivas de los republicanos para el 4 de noviembre también han empezado a aflorar tensiones entre los asesores de McCain y los de Sarah Palin. Varios medios de comunicación se hacían eco ayer de esos reproches según los cuales la gobernadora considera que su campaña está siendo muy mal dirigida.

Acusaciones de «diva» Mientras que personas de confianza de McCain indican que Palin se ha convertido en una «diva», más pendiente de su propio futuro político que de seguir la pauta marcada por el «número uno».

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