'Barbecue' Cherizier, el rey de las pandillas quiere asaltar Haití
El expolicía logró reunir a las bandas armadas de Puerto Príncipe. Tras el magnicidio, amenaza con «tomar las calles» para castigar a las élites económicas del país
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Iniciar sesiónCon el asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moïse , el país caribeño se pierde en el bosque del desconcierto y el caos . Detrás de los árboles, acechan los bandidos. Al exagente de Policía Jimmy ‘Barbecue’ Cherizier le gusta utilizar la jerga ... de Robin Hood, pero sin adscribirse a sus exigencias morales. El hijo de una parrillera –de ahí su mote– se ha convertido en el rey de las pandillas de Puerto Príncipe. Una monarquía de las tinieblas. Aunque denuncia la pobreza de sus conciudadanos y arremete contra la «burguesía» y las elites «sirio-libanesas», perpetra matanzas contra los barrios opositores de una capital agotada por las catástrofes. Su jugada maestra llegó con la crisis sanitaria, que le abrió las puertas a su escenario soñado: unir a todas las bandas de la ciudad bajo su cetro, en la federación ‘ G-9 an Fanmi e Alye ’ (Grupo de los 9 en familia y alianza). «Tomaremos las calles para pedir a los que monopolizan la economía del país que nos las devuelvan», amenazó ‘Barbecue’ en un vídeo hace unos días.
«Pondremos armas en la mano de cada niño si tenemos que hacerlo», ha llegado a afirmar 'Barbecue'
Las fotografías de ‘Barbecue’ no mejoran el ánimo. Suele aparecer posando con armas y con un aspecto estrafalario que también resulta violento. Traje azul celeste de tres piezas y un rifle colgado al cuello. Chalecos antibalas e indumentaria paramilitar. Un artículo del ‘Washington Post’ vinculaba su ascenso en los bajos fondos con la mano tendida por Moïse. Sus pandilleros arrasan barrios en coches sospechosamente parecidos a los del cuerpo de Policía. Siempre son zonas favorables a la oposición. El ministro que exigió que los detuvieran, Lucmane Délile , fue cesado poco después por el presidente asesinado. «Pondremos armas en la mano de cada niño si tenemos que hacerlo», declaró el capo al diario estadounidense. Escalofríos de la brutalidad en Sierra Leona o Liberia. La buena sintonía entre Moïse y ‘Barbecue’ solo se rompió en junio, cuando el mafioso anunció el inicio de una «revolución armada» contra el poder.
En Haití, catástrofes naturales, enfermedades y corrupción se suceden como plagas de una crudeza que atormenta. El temblor de 2010 mató a 200.000 personas y provocó que 1,5 millones perdieran su casa. En 2016, el huracán Matthew dejó centenares de víctimas y causó daños por 2.700 millones de dólares, el 32 por ciento del PIB, según la ONU. La ayuda humanitaria no contiene la hemorragia. En ocasiones, la agrava, pues anima las malas artes y la pereza de una clase política sin un pasado democrático donde extraer lecciones o inspiración. El país es el 170 más corrupto de los 180 que mide Transparencia Internacional. Sus señores en el siglo XX fueron dos dictadores siniestros, François Duvalier y Jean-Claude Duvalier , padre e hijo, apodados ‘Papa Doc’ y ‘Baby Doc’, respectivamente. ‘Papa Doc’ disfrutaba vistiéndose con sombrero de copa y traje, intentando asemejarse al ‘Baron Samedi’, una loa (santo) que en el vuduismo simboliza la muerte. ‘Baby Doc’ acabó exiliado en Francia y llevando un tren de vida que provocaba sonrojo.
Haití, donde las instituciones parecen a punto de colapsar, se enfrenta ahora a ‘Barbecue’. El país que rompió sus grilletes en la revuelta de esclavos que acompañó a la Revolución Francesa –e inspiró a Alejo Carpentier para ‘El reino de este mundo’ (1949)– vuelve a cargar con las cadenas más pesadas: el miedo y la injusticia.
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