Barack Obama marca distancias con el escudo antimisiles de Bush en Europa

En cuestión de horas, la situación de las relaciones de Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia han pasado de momentos de extrema tensión después del anuncio por parte de Moscú sobre la instalación de cohetes ofensivos en Kaliningrado (enclave ruso entre Lituania y Polonia), a la certeza de que las negociaciones para un nuevo acuerdo estratégico con la UE pueden comenzar, después del paréntesis creado por la crisis de Georgia.

De hecho, los ministros europeos de Asuntos Exteriores y de Defensa que se reúnen hoy en Bruselas, darán la luz verde que esperaba la Comisión Europea para poner fecha a las primeras rondas de negociaciones con Moscú. La primera reunión se celebrará el próximo viernes, coincidiendo con la cumbre semestral Rusia-UE, una cita que se esperaba muy tensa pero que, a día de hoy, permite prever un clima mucho más tranquilo.

Reservas de Lituania y Polonia

El presidente en ejercicio de la UE, el francés Nicolas Sarkozy, ha dicho que Rusia ha cumplido todos los compromisos del acuerdo de alto el fuego en Georgia, incluyendo las negociaciones «sobre el estatus final de Osetia y Abjasia» y la retirada a las posiciones anteriores al estallido de las hostilidades. Sin embargo, Polonia y Lituania consideran que Rusia no ha cumplido, y han tratado de oponerse a que la UE reanudase el proceso de negociaciones. Hasta el punto de que el miércoles pasado, la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, publicó un documento instando a los países a clarificar su posición común y a darle el «respaldo político» que le permitiese empezar las conversaciones con Rusia.

La presidencia francesa advirtió este fin de semana a polacos y lituanos que la decisión de dar el respaldo que pedía Ferrero-Waldner se tomaría sin tener en cuenta sus reservas, por lo que ayer los dos gobiernos levantaron sus pegas ya que «sabemos que no hace falta unanimidad para tomar esta decisión», como reconoció un portavoz del ministerio de Exteriores de Vilnius.

La posición polaca en Europa está viéndose debilitada por las discrepancias que mantienen el primer ministro, el liberal Donald Tusk, y el presidente Kaczinsky. El último de estos enredos ha sido precisamente el que ha provocado el intento por parte del jefe del Estado de comprometer al presidente norteamericano electo, Barack Obama, para que no ponga en duda los planes de construir el escudo antimisiles. Kaczinsky afirmó públicamente el sábado que, en su primera conversación telefónica, Obama le había prometido seguir con los trabajos. Pero uno de los asesores políticos del senador demócrata ha replicado que, si bien el polaco había sacado el tema en la conversación, el estadounidense «no se comprometió a nada».

Misiles interceptores

En agosto, Polonia firmó un acuerdo para la instalación de una batería de una decena de interceptores, pero el sistema tiene que complementarse con los radares que deben guiarlos y cuya instalación está prevista en la República Checa, aunque allí las posibilidades de que sea aprobada la ley que lo autorice son todavía remotas.

Los ministros de Exteriores y Defensa aprobarán hoy la misión europea a las costas de Somalia, la primera de carácter naval que lleva a cabo la Unión Europea. El mando de tierra de la misión lo ejercerá un almirante británico, en sí una primicia política teniendo en cuenta las reticencias de Londres hacia la integración militar europea.

Según ha podido saber ABC, la ministra de Defensa española, Carme Chacón, confirmará la aportación de dos buques de guerra, además del avión de vigilancia «Orión», lo que convertiría a España en el principal contribuyente a la misión. Por ello, la UE ha decidido que sea un almirante español el que esté al mando operativo del grupo naval durante el segundo periodo de cuatro meses en que se ha dividido la misión.