El Ayuntamiento socialista de Lisboa pasó datos de activistas a Israel, China y Venezuela

Las incógnitas se acumulan sobre la mesa: ¿cómo es posible que un país de pleno derecho de la Unión Europea se lance a actuar de semejante forma? ¿Se trata de un acto de ‘traición’ a la OTAN, organización a la que pertenece? De momento, las respuestas brillan por su ausencia, pero el terremoto político puede volverse contra el propio primer ministro, Antonio Costa , quien por cierto ejerció como alcalde de la ciudad entre 2007 y 2015.

En el caso de Tel Aviv , Medina compartió, dos años atrás, contactos de integrantes del Comité de Solidaridad con Palestina, que habían realizado una acción de protesta a las puertas del Coliseo la noche que se disponía a subir al escenario el cantante brasileño Milton Nascimento. La explicación que dio fue que, cuatro días después, la gira, que recalaba en la capital israelí, se vio inmersa en gritos por parte de los allí concentrados pidiendo que se suspendiese el concierto porque consideraban esta cita como una muestra de estaba legitimando el ‘régimen de apartheid’ contra los palestinos.

De modo que el cabeza visible de la Corporación municipal no dudó en delatar a los manifestantes , justo cuando estaba negociando con Israel la inauguración del Museo Judío de Lisboa.

Pero este también tuvo un comportamiento idéntico cuando salió a la calle el denominado Grupo de Apoyo al Tíbet , motivo por el cual Medina entregó información sobre los protagonistas al Gobierno chino, al que ha dado luz verde durante varios episodios comerciales.

El tercer vértice de este triángulo corresponde a una manifestación «en solidaridad con el pueblo de Venezuela », de la cual se informó detalladamente a la embajada del país sudamericano para que, al menos, tuviera conocimiento de esta actividad de corte ‘antibolivariano’.

Es el diario ‘Público’, con sede en Lisboa, el que ha desvelado estas tres incursiones del Ayuntamiento en las filas del más flagrante espionaje, justificado desde la Plaza del Municipio por el hecho de que responde a unas revelaciones que siguen el curso de «algunas leyes desactualizadas». En todo caso, esto sucedería así por una evidente dejadez del propio Partido Socialista , pues regenta el gobierno local desde hace 14 años y el nacional desde 2015. Por tanto, la explicación solo tira piedras contra su tejado, aparte de que apenas ofrece credibilidad.

Las peticiones de dimisión de Fernando Medina no hacen más que multiplicarse, sobre todo después de que confesara: «Ha sido un error que no tenía que haber sucedido».

El Ayuntamiento se esfuerza por dar la imagen de que no escurre el bulto, alegando el repetitivo argumento de que van «a abrir una investigación al respecto», sin olvidar el encargo de una auditoría para determinar en cuántos más casos se ha encendido una mecha de este calibre.

Mientras tanto, la comunidad rusa de Lisboa tiene miedo y sus integrantes no se ven nada tranquilizados por declaraciones como las del ministro portugués de Exteriores , Augusto Santos Silva : «Tengo la convicción de que el Gobierno ruso va a destruir los datos que recibió». Una eventualidad difícil de creer porque nunca antes ha sucedido, más bien todo lo contrario.