El «fantasma de Niza» agita el yihadismo en Europa

La escena vivida ayer en Berlín «recuerda y mucho lo ocurrido en Niza», afirmó el editor de Bild Zeitung. En Niza el terrorista disparó derribando a todo el que pasaba por allí hasta matar a 86 personas. El vehículo se dirigió a toda velocidad hacia la playa que lindaba con el centenario Hotel Negresco, donde familias con niños escuchaban los ritmos de una orquesta. Muchos cayeron. «El camión se detuvo a apenas cinco metros enfrente de nosotros. Una mujer que estaba allí perdió a su hijo: estaba sangrando en el suelo», afirmó uno de los testigos.

El lujoso Paseo de los Ingleses en Niza se había vestido de gala, bajo fuegos artificiales, para vivir un año más el Día Nacional de Francia. Todo iba según lo previsto pero lo que parecía un cumpleaños más del orgullo patrio y sus valores de «libertad igualdad y fraternidad» de pronto se inundó de sangre, gritos y caos al filo de las 23:00 horas del 14 de julio.

Aunque en un primer momento esquivó su responsabilidad, el grupo yihadista Daesh reivindicó días después el atentado, llevado a cabo por Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un conductor de envíos profesional de 31 añosnacido en la localidad tunecina de M´Sakeny que tenía permiso de residencia en Francia.

La Fiscalía de París dijo que el terrorista aparcó el camión que había alquilado a una empresa de Saint Laurent du Var el 13 de julio en un barrio alejado. Hasta él llegó la noche de ese jueves en bicicleta, en torno a las 21.00 horas. Pocos minutos después, «emprendió su viaje mortal hacia el paseo marítimo de Niza».

Bouhlel estaba fichado como delincuente común, pero hasta el día del ataque no se tenía constancia de que se hubiera radicalizado dentro de una red terrorista. Mientras, fuentes de seguridad tunecinas citadas por la agencia Reuters aseguraron que no tenía ningún antecedente penal en el país norteafricano, al contrario que en Francia. El terrorista fue abatido por la policía mientras arrollaba a la multitud que se encontraban en la noche del 14 de julio en el paseo de los Ingleses por los fuegos artificiales con motivo de la Fiesta Nacional francesa. El terrorista tenía en su poder un arma corta de calibre 7.65 además de otras armas largas y una granada de mano. Estas dos últimas eran ficticias.

Bouhlel era padre de un niño de tres años. Se encontraba realizando los trámites de divorcio con su mujer, que fue en un primer momento detenida e interrogada, y posteriormente exculpada.