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Alemania descubre una red de extrema derecha infiltrada en su ejército

El caso ha elevado las tensiones entre la ministra de Defensa von der Leyen y los altos mandos del ejército

La ministra de Defensa alemana, Úrsula von der Leyen EFE

ROSALÍA SÁNCHEZ

La Fiscalía Federal ha sumido esta tarde la investigación sobre la existencia de una red de extrema derecha infiltrada en el ejército alemán que ha sido descubierta a raíz del caso Franco A., la detención la semana pasada de un militar que se había hecho pasar por refugiado con el objeto de llevar a cabo un atentado terrorista. Varios medios de comunicación alemanes han avanzado la detención de al menos cinco militares y la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen , que debía partir esta noche rumbo a EE.UU. para una visita oficial, ha cancelado el viaje porque «resolver esto es prioritario».

El periódico «Tagesspiegel», citando fuentes de la investigación, ha informado que entre los objetivos de esta red con intenciones terroristas se encontraban personalidades como el expresidente alemán Joachim Gauck o el ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas . En la lista de potenciales objetivos aparecen también la política de izquierdas Anne Helm , diputada regional de Berlín y otras dos personas cuya identidad no ha sido dada a conocer.

El teniente Franco A. se había hecho con munición destinada a prácticas de tiro del ejército, según ha confirmado el inspector general militar Volker Wieker, y pretendía llevan a cabo un atentado «instigado por el odio racial» . Después se había hecho pasar por refugiado sirio, probablemente para que en el caso de perpetrar un ataque la autoría fuese atribuida a un inmigrante. El plan se puso en marcha a mediados del pasado enero. Franco A. voló desde Alemania a Viena. La coartada de su viaje era asistir al Baile de los oficiales del ejército austriaco en el Wiener Hofburg y aprovechó su estancia en Viena para comprar de manera ilegal una pistola del calibre 7,65 que luego escondió en un retrete de uno de los lavabos del aeropuerto de la capital austriaca. El hallazgo de esta pistola alertó a los servicios de seguridad y días más tarde, cuando fue a recuperar el arma, Franco A. activó una trampa policial y fue detenido.

Los agentes austriacos cotejaron las huellas dactilares del detenido en busca de antecedentes. No encontraron nada y hubo de ser puesto en libertad por falta de pruebas, pero avisaron a las autoridades alemanas . En las bases de datos alemanas figuraban aquellas huellas como pertenecientes a un refugiado sirio cristiano y de origen francés que se había registrado con el nombre de David Benjamin y que había solicitado asilo en enero de 2016. Cursó la solicitud hablando francés, justificado por su supuesto origen familiar y así convenció a los intérpretes de la oficina de registro de Zirndorf. En respuesta a su solicitud, se le asignó plaza en un centro de acogida en Baviera , al sur del país, y una ayuda social por parte de la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF). Finalmente se reconoció su estatus como refugiado y comenzó una doble vida que mantendría durante 16 meses .

Tras ser descubiertos estos hechos, los investigadores pensaron en una obscena estafa al Estado alemán con fines económicos. Franco A. recibía un subsidio estatal y una vivienda con todos los gastos pagados mientras seguía acudiendo al cuartel a diario a cumplir con sus obligaciones como soldados, pero la posterior investigación de sus comunicaciones telefónicas hicieron saltar una nueva pista, un cómplice de 24 años, miembro de su mismo club de remo en Offenbach y con el que compartía un gran odio hacia los extranjeros. Ambos idearon un ataque terrorista contra instalaciones del Estado alemán, en el que muriera un gran número de extranjeros y cuya autoría debería recaer sobre un ficticio refugiado sirio.

El caso ha elevado las tensiones entre la ministra de Defensa von der Leyen y los altos mandos del ejército, hasta el punto que este pasado fin de semana la ministra ha denunciado públicamente falta de liderazgo en el Ejército y un «falso espíritu de cuerpo». La Federación de las Fuerzas Armadas (Bundeswehrverband), que representa los intereses de los soldados activos y retirados, cerró filas ante las declaraciones vertidas por la ministra, que había hablado de «falta de actitud» por parte de algunos militares. Al mismo tiempo, el gobierno alemán hace frente a serias críticas por los «varios errores» que ha reconocido . Entre ellos figuran haber dejado pasar una suplantación de personalidad tan grosera y no haber encontrado señales de alarma en el trabajo de maestría del teniente detenido, presentado en 2014 y que ya contenía una «ideología claramente nacionalista» que sus superiores han minimizado, considerándola la postura de un soldado con «un espíritu de cuerpo mal entendido».

Semanas antes, la ministra había destituido a un general al salir a la luz varios casos de maltrato y acoso sexual de soldados en campos de entrenamiento militar, declarando que «el Ejército tiene a toda vista un problema de actitud y claramente adolece de una debilidad de mando en varios niveles». Rainer Arnold, portavoz de Defensa de la bancada socialdemócrata en el Parlamento alemán, ha declarado por su parte que el Ejército alemán «tiene un problema estructural con ultraderechistas en sus filas» y que «la ministra debiera haber contrarrestado esto desde hace tiempo» .

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