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Alemania confina al distrito en el que está el matadero con más de 1.500 casos

Afecta a una población de 360.000 personas y el gobierno regional está estudiando la responsabilidad civil que se le pueda atribuir a la empresa

Vista de la planta de productos cárnicos Tönnies EFE
Rosalía Sánchez

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El gobierno alemán advirtió que revertiría el relajamiento de las medidas allí donde volviese a elevarse la tasa de contagio y ahora cumple su palabra. El presidente regional de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, acaba de anunciar el que será el primer confinamiento en Alemania y afectará al distrito de Gütersloh, donde se encuentra el matadero de la empresa Tönnies en el que 1.553 casos han dado positivo, todos ellos temporeros polacos, rumanos y búlgaros. El confinamiento afecta a una población de 360.000 personas y el gobierno regional está estudiando la responsabilidad civil que se le pueda atribuir a la empresa, con el objetivo de hacer pagar los daños que ocasione la medida, tanto los gastos sanitarios, como el desplazamiento de tropas del ejército para ayudar en la campaña de test masivos y las demandas que puedan poner particulares cuya actividad económica se vea perjudicada.

El cierre parcial de la vida pública durará por ahora una semana y las autoridades sanitarias irán evaluando sobre la marcha si se prolonga o no. En una rueda de prensa, Laschet ha justificado que «desde el punto de vista de las cifras, en principio sería innecesario el confinamiento, ya que más allá del rebrote en la empresa cárnica Tönnies, el número de contagiados en el distrito afectado es de 24 ». «Eso nos permitiría decir que el foco está localizado, pero vamos a dar un paso más y ordenar el cierre de la vida pública para el distrito de Gütersloh», para «calmar» la inquietud de la población y con el objetivo de «obtener total claridad» sobre la situación general. Laschet no ha querido reconocer que se trata de una medida ejemplarizante pero sí ha dicho que quienes no están tomando en serio el mantenimiento de las medidas de distanciamiento e higiene en la desescalada «deben tomar nota».

«La idea es poder determinar en esta semana con la realización de test masivos hasta qué punto se puede haber extendido el coronavirus entre la población», ha precisado, para lo que efectivos del ejército alemán llevan ya días en Gütersloh, ayudando a la aplicación sistemática de test y aportando rapidez al proceso.

Laschet ha garantizado una «atención cuidadosa», a los infectados, dado que se trata de trabajadores por subcontratas cuyas condiciones de vida son muy particulares. Se trata de temporeros que viajan desde sus países para trabajar durante unos meses en los mataderos y que en invierno se hacinan en pisos para para menos alquiler y volver así con más dinero a casa, y en verano a menudo incluso duermen en la calle, debido al que el clima lo permite y ahorran así todo el salario. El gobierno regional se ha ocupado de proporcionar espacios a estos infectados en los que pasen la cuarentena con las necesarias garantías de higiene y aislamiento e informa con satisfacción que ninguno de ellos ha enfermado gravemente.

Laschet ha afirmado ser consciente de la «enorme carga» que supone para la población la reintroducción de restricciones y ha pedido paciencia. «Sabemos que en el distrito el número de contagios no ha aumentado y aún así exigimos de la gente que acepte el cierre de la vida pública. Esperamos que entiendan que se trata de una medida temporal y profiláctica que podrá levantarse en cuanto la situación lo permita pero que también podría prolongarse si se considera necesario».

«Es necesario que todos seamos muy conscientes de que allí donde las cifras aumenten y existe una amenaza, hay que actuar preventivamente y con decisión, aunque eso suponga regresar a las medidas introducidas en marzo para contener la pandemia, retroceder en el tiempo, mientras volvemos a derrochar esfuerzos y hacer lo posible por que el virus no se extienda más allá del distrito afectado».

La mayoría de colegios había terminado ya las clases y quedaba solamente la entrega de notas, por lo que los centros educativos no sufrirán la vuelta a las restricciones tan seriamente como las guarderías, que vuelven a cerrar sus puertas a excepción de los servicios mínimos que se ofrecen, como ocurrió ya en marzo, a hijos de personal sanitario o trabajadores de sectores considerados de primera necesidad. En total, unos 50.000 niños se verán afectados por la medida .

El presidente del Instituto Robert Koch, Lotyhar Wielar, que hacía ya más de un mes había cancelado las ruedas de prensa en las que a diario informaba sobre la evolución de la pandemia, ha vuelto a comparecer para advertir que «el 21 de junio fue el día de mayor número de contagios en el mundo, desde que empezó a expandirse el virus, la mayoría de ellos en el continente americano» y recordar que «esto no ha terminado, ni en el mundo ni en Alemania, de manera que si le damos al virus la más mínima oportunidad de expandirse, lo hará con toda seguridad».

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