Matanza a tiros de kalashnikov en Marsella

Tras abrir fuego fuera del establecimiento, los desconocidos entraron en la tienda donde terminaron de vaciar sus cargadores, antes de huir, sin prisas, dejando tras si varios charcos de sangre, dos cadáveres y un herido muy grave.

Los dos muertos, nacidos en 1983, y el herido grave, nacido en 1988, hospitalizado a la espera de ser interrogado, estaban fichados por la policía por diversos tipos de delitos, sin llegar a ser «grandes delincuentes».

Uno de los muertos era el gerente de la tienda de comestibles, y fue condenado el 2004 por tráfico de estupefacientes y el 2006 por participación en la evasión con violencia de un delincuente peligroso.

Con esos antecedentes, la policía estima que la matanza de la madrugada del domingo es un ajuste de cuentas entre bandas rivales. Los barrios del norte de Marsella están oficialmente clasificados como ZUP (zona urbana peligrosa), y son uno de los 780 guetos urbanos franceses, donde se confunden, con frecuencia, la delincuencia común, el tráfico de drogas y el islamismo de la más diversa especie, del «lobo solitario» al «aspirante» a integrarse en algún grupúsculo criminal.

A primeros del pasado mes de febrero, Manuel Valls, primer ministro, hizo un viaje oficial a Marsella, con el fin de anunciar sus nuevas medidas antiterroristas, tras los atentados de primeros de enero. Valls fue «recibido» con tiroteos de Kalashnikov, que quedaron finalmente impunes.

Varias fuentes policiales afirman, desde hace meses, que las ZUP francesas se han convertido en «focos» de tráfico de armas. Un fusil de asalto AK-47 Kalashnikov puede comprarse con relativa facilidad por unos 4.000 o 5.000 euros.

Según las estadísticas oficiales, la matanza del domingo es la cuarta en siete días, la décima en el último trimestre, confirmando a Marsella como una de las ciudades más violentas de Europa.