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Turquía celebra con grandes eventos el centenario de la batalla de Gallipoli

El rechazo de las tropas otomanas a un desembarco aliado en 1915 es uno de los sucesos más épicos de la historia del país

Turquía celebra con grandes eventos el centenario de la batalla de Gallipoli afp

daniel iriarte

«¡Hermanos! ¡Esto no es solo por Çanakkale!», grita un oficial bigotudo enfundado en el uniforme del ejército otomano. «¡Esto es por Bodrum, Estambul, Erzurum, Maras, Van! ¡Aquí, hoy, es por La Meca, por Medina!», afirma frente a un grupo de soldados que se dispone a enfrentarse al ejército británico en una batalla decisiva para el futuro del imperio. La arenga corresponde a la película «Son Mektup» («Última carta»), un largometraje bélico estrenado este miércoles 18 de marzo, que conmemora el centenario de la invasión naval de la península de Gallipoli por las tropas aliadas, rechazada con éxito –pero a costa de innumerables bajas– por los turcos.

La película no es sino parte de la miriada de elementos aparecidos estos días para conmemorar aquellos hechos: eventos oficiales, documentales y libros, así como exposiciones, como la que estos días exhibe el Museo del Banco del Trabajo, en Estambul. En su interior, al visitante le recibe una maqueta de la península de Gallipoli –conocida en Turquía como Geliboli, o Çanakkale, como la principal ciudad de la región-, en la que se muestran las posiciones de ambos bandos. Videos, fotografías, mapas y objetos de la época, incluyendo la reconstrucción de una trinchera de madera, permiten hacerse una idea de lo que sucedió. La muestra la completan algunos objetos bélicos, como cañones, un torpedo, o las minas submarinas que tan decisivas resultaron en las ofensivas navales, así como maniquíes con los uniformes de los soldados participantes: turcos, británicos, franceses y australianos y neozelandeses.

La operación aliada en Gallipoli, muy mal planificada, se había producido por iniciativa de Winston Churchill, por aquella época Primer Lord del Almirantazgo de la Royal Navy. El británico confiaba en un rápido desembarco que le permitiese hacerse con el control de los Dardanelos, pero no contaba con la férrea resistencia que presentarían los ejércitos otomanos, ni con la cadena de errores que, en último término, conduciría a la derrota.

Ante el fiasco de la invasión, los aliados decidieron poco después lanzar un ataque terrestre en otro punto de la península, el 25 de abril. Tropas australianas y neozelandesas trataron de tomar las trincheras turcas en una de las elevaciones de la península, tal y como muestra la película «Gallipoli», de Peter Weir, estrenada en 1981 y protagonizada por un jovencísimo Mel Gibson. A cargo de la defensa turca se encontraba Mustafa Kemal, el futuro Atatürk, que lanzó su famoso discurso motivando a sus soldados a resistir a costa de sus vidas: «¡No os ordeno luchar, os ordeno morir! En el tiempo que nos lleva morir, otras fuerzas y comandantes podrán venir y tomar nuestro lugar».

En algunos momentos, la batalla fue tan encarnizada y el número de balas que surcaban el aire era tal que algunas chocaron entre sí, fusionándose. Algunas se conservan en los museos de Çanakkale. Dos semanas después, las fuerzas aliadas habían perdido a un tercio de sus soldados, y su fracaso era evidente. El prestigio adquirido por Mustafa Kemal le permitiría, cuatro años después, convertirse en el líder del ejército rebelde que se enfrentó a las tropas invasoras griegas durante la guerra de independencia, de la que acabaría surgiendo la moderna República de Turquía.

Por ello, para Turquía, aquellos eventos tienen una gran importancia. Este miércoles, el ejército turco celebró una espectacular ceremonia militar en Çanakkale a la que asistió el primer ministro, Ahmet Davutoglu . «Esta guerra trae a la memoria la importancia de la unidad nacional y la solidaridad de nuestra nación», afirmó el mandatario turco. «Aquellos que vinieron de cada esquina de nuestro país y siguieron el sendero del martirio sembraron las semillas de una fraternidad eterna desde aquella época en nuestra patria. Cien años después, Turquía exhibe la fe de los nietos de los sagrados mártires como suya, tal y como ellos lucharon en solidaridad con nosotros en Çanakkale», dijo, poniendo el énfasis en la participación de combatientes de todos los rincones de un Imperio Otomano que no tardaría en desaparecer.

Esta batalla también marcó un punto de inflexión para australianos y neozelandeses. Al conocerse las elevadas bajas en las antípodas, supusieron tal conmoción que muchos empezaron a cuestionar la pertinencia de luchar en una guerra que les venía impuesta desde Londres, cristalizando así la conciencia nacional. Por ello, los cientos de turistas australianos y neozelandeses que cada año visitan Gallipoli en estas fechas –especialmente el 25 de abril, en el llamado «Día del ANZAC», como se conocía al cuerpo expedicionario conjunto de ambos países- no suelen mostrar la más mínima animadversión hacia los descendientes de quienes derrotaron a sus antepasados. Todos ellos, como país, se consideran víctimas.

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