El coste oculto de la guerra estadounidense contra Al Shabab

El miedo a fuertes sanciones ha fomentado que, una tras otra, todas las entidades financieras estadounidenses cerraran el flujo de remesas a Somalia, donde opera la milicia yihadista Al Shabab , brazo armado de Al Qaida en el cuerno de África y responsable de la muerte de miles de personas.

Como cada mes, Isho Ali Isak, una somalí de 72 años, debería poder acudir a la sede de algún Operador de Transferencias Monetarias (MTO) para sacar el dinero que su hijo, desde EEUU, le envía para sobrevivir .

«Mi nieto y yo dependemos de mi hijo, que nos ha estado alimentando desde hace 17 años . He pedido prestado, pero no me puedo comprar las medicinas», cuenta Isho.

Merchants Bank (California) era el último gran banco que permitía a la comunidad somalí de EEUU enviar remesas, pero también las prohibió, lo que generó una fuerte incertidumbre económica entre la población del país.

Tras su prohibición, que cierra el último camino legal de envío de remesas a Somalia desde EEUU, la diáspora lanzó una campaña en Twitter bajo la etiqueta # IFundFoodNotTerror (Yo financio comida, no terror).

Las remesas, que en 2013 alcanzaron los 1.300 millones de dólares, suponen entre el 25 y 40 % del Producto Interior Bruto somalí , afirma el último informe de Oxfam.

Según la organización humanitaria Adeso, con sede en Somalia, las remesas suponen la mayor fuente de ingresos del país, superior incluso a la ayuda internacional (715 millones en 2013). Más del 40 % de los somalíes depende de estas transferencias para sobrevivir .

Mohamed Ibrahim Garas es un huérfano de Mogadiscio, y es su tío, desde Estados Unidos, quien paga las tasas escolares, el alquiler y la comida. Sin otro ingreso alternativo, Mohamed no sabe cómo afrontar los gastos del próximo mes.

La falta de regulación, combinada con una alta corrupción política, han hecho de Somalia un país « demasiado peligroso » para empresas internacionales como Western Union, que no cuenta con ninguna oficina en el país africano.

La diáspora utiliza operadores más pequeños, especializados en transferencias al Cuerno de África.

Abdirisag Aamin, director de una MTO en Mogadiscio, cuenta que todos los días recibe llamadas de clientes a los que no puede ofrecer « ninguna solución ».

Omar Ali, analista político somalí, explica a Efe que el Gobierno no ha sido capaz de construir un sistema financiero seguro que facilite las transferencias monetarias de la diáspora.

«El Gobierno no ha preparado un Banco Central que pueda asegurar las entrada de remesas en el país, por lo que, hoy día, no hay solución a la prohibición de los bancos occidentales », critica.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores somalí, Abdisalam Omer, señaló a principios de mes que Somalia se enfrenta a una coyuntura crítica: el terrorismo de Al Shabab y la recuperación económica.

«Pronto -vaticinó Omer-, la diáspora no será capaz de enviar dinero, y un sistema perfectamente legal se transformará en ilegal y oculto».

En Mogadiscio ya ha habido manifestaciones en contra de estas medidas y de las presiones del Tesoro estadounidense.

«Hay familias que no pueden pagar sus facturas o los préstamos que tuvieron que pedir desde que se cancelaron las remesas », declaró a Efe uno de los manifestantes.

Organizaciones humanitarias que operan en Somalia como Oxfam, Adeso o las Naciones Unidas han pedido que se levante la prohibición.

Estados Unidos no es el único que está poniendo coto a la transferencia de remesas, bancos británicos y australianos también han ido cerrando sus cuentas.

Sin embargo, el Gobierno británico está estudiando la posibilidad de crear un « corredor seguro », que evite tanto la financiación a Al Shabab como la inseguridad económica de los somalíes.