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Un londinense graduado en informática es Jihadi John, el verdugo del Estado Islámico

Mohammed Emwazi, de origen kuwaití, fue interrogado varias veces por las fuerzas de seguridad británicas

Un londinense graduado en informática es Jihadi John, el verdugo del Estado Islámico

luis ventoso

La identidad de Jihadi John ha sido por fin desvelada. El verdugo que oficia los terribles asesinatos de Estado Islámico en sus vídeos propagandísticos sería el veinteñero Mohammed Emwazi, un londinense nacido en Kuwait, licenciado en informática por la Universidad de Westminster e hijo de una familia de clase media. Emwazi era bien conocido por los servicios de inteligencia británicos, que lo interrogaron en 2009 y en 2010, cuando se le prohibió abandonar Londres ante la sospecha de que quería enrolarse en los grupos yihadistas de Siria.

El FBI ya había afirmado el pasado septiembre que conocía la identidad de Jihadi John, pero ahora la BBC y «The Washington Post» la han hecho pública, usando también como prueba testimonios de amigos del asesino: «Es como un hermano para mí. No tengo ninguna duda de que es él», declara uno de ellos. El verdugo aparece en los truculentos vídeos del califato terrorista cuchillo en mano y solo deja ver sus ojos, mientras amenaza a Occidente con un marcado acento londinense. Durante meses se sospechó que tras esa capucha se ocultaba un ex rapero del Este de Londres de origen egipcio, hijo de un lugarteniente de Bin Laden. Pero la nueva hipótesis se inclina por un informático al que sus compañeros de universidad recuerdan como educado, con barba y amigo de la ropa cara, que frecuentaba la mezquita de Greenwich. Se cree que llegó a Siria en 2012 y se incorporó poco después a las milicias salafistas de Estado Islámico.

Tras graduarse, los investigadores piensan que Emwazi se radicalizó tras un safari en Tanzania. Fue deportado de la ciudad tanzana de Dar es Salam en mayo del 2009 e interrogado a su regreso por agentes del servicio secreto británico, el MI5, que lo acusaron de intentar llegar a Siria para enrolarse en al-Shabad, una facción asociada a Al Qaida. Lo negó y acusó al MI5 de intentar recluirlo.

De regreso a Londres, volvió a su Kuwait natal, donde comenzó a trabajar en una empresa como informático. Desde allí voló en dos ocasiones a la capital inglesa, una de ellas para preparar su boda. En junio del 2010 fue detenido otra vez por las fuerzas de seguridad británicas y se trató de impedir que saliese del Reino Unido, lo cual provocó sus quejas, pretextando que en Kuwait le aguardaban un trabajo y un matrimonio.

Cuatro meses después se detectó que había expresado su simpatía por un terrorista condenado en Estados Unidos por un brutal asesinato en Afganistán. Retenido en Inglaterra, expresó su desesperación a sus allegados por no poder salir del país. En 2012 intentó sin éxito volar a Arabia Saudí. Pero poco después desapareció, y se cree que es cuando logró por fin llegar a Siria.

Jihadi John era uno de los tres carceleros de origen británico de los rehenes occidentales en manos de Estado Islámico. Apareció a ojos del mundo cuando asesinó al periodista estadounidense James Foley el pasado agosto. En una tétrica serie, luego ofició también las horripilantes decapitaciones del estadounidense Steven Sotloff, del cooperante escocés David Haines, del taxista y cooperante británico Alan Henning, un bonachón que antes de ser capturado incluso sopesaba convertirse al Islam, y del estadounidense Rahman Kassis. También se le vio en el vídeo de la muerte del periodista japonés el mes pasado.

Según el testimonio de rehenes liberados tras el pago de rescates, práctica a la que se niegan Estados Unidos y Reino Unido, Emwazi participó cuatro veces en la aplicación a los rehenes de la tortura por simulación de ahogamiento con agua, que hizo célebre la CIA. Los rehenes lo recuerdan como «reservado e inteligente», y parece haber ido ascendiendo en el escalafón del Estado Islámico. Desde Siria se sabe que contactó con su familia y con un amigo algunas veces. Es un personaje odioso, que simboliza la violencia inhumana de una organización terrorista genocida. El hecho de que estuviese en el radar de los servicios de seguridad y haya logrado huir y convertirse en un terrorista tan terrible da idea de las limitaciones de la lucha contra la fanatización de los jóvenes islamistas en Reino Unido.

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