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La «gran evasión» de Boko Haram

En solo cinco años, al menos 2.255 presos han huido de las cárceles de Nigeria. La mayoría, en ataques protagonizados por el grupo islamista

La «gran evasión» de Boko Haram afp

EDUARDO S. MOLANO

Si en los últimos tiempos la sangrienta historia de Boko Haram parece no encontrar su final, el prólogo de la milicia islamista se encuentra en Bauchi. El 7 de septiembre de 2010, más de 700 prisioneros que se encontraban retenidos en una cárcel de esta ciudad norteña de Nigeria eran liberados en un ataque masivo. La autoría del asedio, protagonizado por medio centenar de asaltantes, fue asumida posteriormente por Boko Haram.

Poco más de un año antes, el 30 de julio de 2009, el por entonces líder del grupo, el clérigo Mohamed Yusuf, había fallecido en un enfrentamiento con las fuerzas armadas cuando iba a ser detenido. Entonces, el testigo en el liderazgo de la milicia fue recogido por uno de sus seguidores, Abubakar Shekau , un islamista casi desconocido por los servicios de seguridad locales.

Tras el ascenso al poder de Shekau, desde julio de 2009 a verano del año siguiente, los ataques fueron limitados por parte del grupo radical. Sin embargo, la fuga masiva de Bauchi fue un golpe calculado: Más de 150 antiguos miembros de la milicia lograron escapar. De igual modo, un gran número de prisioneros se unieron a los islamistas. Comenzaba un nuevo Boko Haram:

Según reconocen fuentes del servicio nacional de prisiones, en estos cinco años, al menos 2.255 prisioneros han huido de las cárceles del país. La mayoría, en ataques protagonizados por Boko Haram. De igual modo, «un total de 46 funcionarios de prisiones han muerto desde el inicio de la insurgencia», reconoce Ope Fatinikun, portavoz de la organización.

El último caso, registrado el pasado domingo. Entonces, al menos 132 presos escaparon de una cárcel del Estado de Kogi, centro de Nigeria, después de que sus instalaciones fueran atacadas por presuntos miembros de la milicia islamista.

«Explosionaron las instalaciones con dinamita», reconocía el portavoz de la Policía de Nigeria, Emmanuel Ojukwu. Pese a que ninguna organización ha asumido la autoría de la acción armada, se da la casualidad de que este mismo penal ya fue asediado por milicianos de Boko Haram en febrero de 2012. Entonces, cerca de 119 reclusos protagonizaron una masiva evasión.

Días antes del ataque en Kogi, el 29 de octubre, otros 366 prisioneros escapaban del penal de Mubi, en el estado de Adamawa.

No limitados al norte

Y las fugas se extienden por todo el país. En 2012, 40 personas huían del penal de Damaturu. De igual modo, a mediados del pasado año, 105 reos fueron liberados en un ataque contra una prisión de la ciudad de Bama, al noreste. Curiosamente, ambas localidades se encuentran separadas en más de 700 kilómetros del ataque del pasado domingo.

Con ello, la liberación de presos se ha convertido en una de las principales fuentes para captar nuevos correligionarios para el grupo islamista. La superpoblación del sistema de prisiones también ayuda: a fecha del 30 de junio, cerca de 57.000 reos se encontraban detenidos en 239 cárceles del país.

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