Aécio Neves gana por puntos el debate final de campaña en Brasil

La novedad del debate fue la presencia de 70 electores que se declaran indecisos. Según Datafolha, con los que anuncian la papeleta en blanco sumarían 10 por ciento del padrón. Esta es la franja más codiciada para los aspirantes a ocupar el Palacio de Planalto (sede del Ejecutivo) después de conocer los sondeos de Datafolha e Ibope que le daban una ventaja de entre seis y ocho puntos a Rousseff, aunque la consultora Verita insistían en que el candidato del Partido Socialdemócrata seguía, como hasta hace una semana larga, en cabeza.

El “combate” o el último cartucho para tratar de arrimar votos empezó con Aécio Neves golpeando con vigor y directo a la mandíbula del Gobierno: la corrupción y declaración de Alberto Youssef, un arrepentido en el escándalo de Petrobras, una red de sobornos tejida desde distintas instancias oficiales. La revista Veja publicó que, ante el juez, el procesado dijo que tanto Lula como Dilma estaban al corriente de toda la trama. La presidenta se dio por ofendida y negó las acusaciones del arrepentido que reprodujo, en edición especial, Veja. “Quieren dar un golpe electoral en la recta final de campaña”, bramó Rousseff antes de advertir, “el pueblo no es bobo, el pueblo sabe que lo están intentando manipular”. “Calumnia, difamación” y términos similares, le sirvieron como escudo a las balas de su adversario que, a su vez, denunció la campaña sucia del PT con mails y panfletos asustando a la gente al asegurar que él suprimiría los planes o programa de subvenciones sociales si gana.

Preparada para la embestida, Dilma aprovecharía más tarde su turno para identificar a Aécio Neves con la corrupción del Estado de Minas Gerais del que fue gobernador y recordar que “el candidato tiene un proceso abierto por compra de votos”.

El tema Cuba y la construcción de un puerto mediante contrato secreto fueron los siguientes reveses que Rousseff recibió en vivo y en directo desde los estudio de Globo. Con reflejos, de nuevo, intentó recurrir al efecto boumerang al recordar las empresas de Neves y tender un manto de sospecha sobre la transparencia de las mismas.

El futuro de los planes sociales, la inflación que superó el 6,5 previsto (una broma en comparación con el 40 de Argentina o el 60 de Venezuela), seguridad y educación fueron otros de los temas abordados. Primaron los reproches, las interpretaciones y las negaciones de las acusaciones pero también repasaron sus programas, editados a última hora de la primera vuelta.

El “agua” el bien más preciado en estos tiempos en Brasil que atraviesa una sequía grave también sirvió para una venganza de Rousseff, “es una vergüenza que en el estado más rico del país" que gobierna el PSDB de Neves, disparó la presidenta sobre Sao Paulo, haya restricciones por el “problema hídrico no resuelto”.

«¿Quién gobierna en Brasil?» le preguntó de frente Aécio después de advertir que hay 39 ministerios y la Administración casi en pleno está dedicada en exclusiva a la campaña.

La audiencia de los indecisos en el plató que al principio se mostró tímida, pronto entró en calor. Aplausos y abucheos se repartieron democráticamente entre Dilma Rousseff y Aécio Neves aunque éste, de despedida, ganó en apoyo. Si fuera un combate de boxeo su triunfo habría sido por puntos pero tampoco muchos.