El presidente de Honduras: «EE.UU. no nos apoya para reducir la emigración de niños»

—¿Qué siente cuando ve que Honduras aparece como el país sin guerra más violento del mundo, con una tasa de 90,4 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según Naciones Unidas?

—Es chocante e incómodo para nosotros. Por fortuna se ha ido mejorando desde 2011, cuando se registraron las cifras de violencia más altas . Pero queremos lograr la sostenibilidad de los avances. Por eso demandamos que el esfuerzo no solo sea de Honduras sino de Centroamérica como región y de los países productores y consumidores de droga. Colombia y México nos han venido ayudando.

—¿Cuáles son los ejes de su mandato para afrontar la violencia de las «maras» (bandas juveniles) y del crimen organizado? ¿Cree que es el principal problema de Honduras?

—Sí lo es, combinado con la reactivación económica. Hemos estado trabajando en hacer más eficiente la labor de los administradores de la Justicia y hemos logrado reducir los índices de violencia. Pero la única forma de sostener esto es con la participación de la ciudadanía en tareas de prevención de la violencia.

—¿Cómo están luchando para que Honduras deje de ser territorio de paso de la droga? Usted ha propuesto ante la ONU la creación de una fuerza multinacional contra el narcotráfico.

—Nosotros partimos del concepto de la corresponsabilidad, que significa que todos los países son responsables: los que producen la droga, los que la consumen y los que estamos en los lugares de tránsito. Para ello hemos estado conversando con países productores y consumidores, y demandado su coparticipación. Mientras tanto, Honduras ha constituido un escudo aéreo para evitar que vía aérea llegue la droga, un escudo marítimo con Estados Unidos y estamos estructurando escudos terrestres con nuestros propios recursos y de la mano de los gobiernos de Nicaragua y Guatemala.

—¿Qué medidas está adoptando su Gobierno para evitar la emigración, sobre todo la de miles de menores no acompañados que viajan a Estados Unidos?

—Se ha creado un grupo de varias agencias para tratar este asunto dentro y fuera del país. Se ha reducido de manera importante el número de niños que emigran , pero no hemos logrado el apoyo que quisiéramos de Estados Unidos, en el sentido de que es un país también responsable porque buena parte de esta migración coincide en las rutas del narcotráfico. Ya logramos estructurar un plan, presentado al Gobierno de EE.UU, a la ONU y a España. Se llama Alianza para la Prosperidad y lo hemos trabajado con Guatemala, El Salvador y Honduras, con el apoyo técnico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El plan ataca la raíz del problema de la violencia, que nos ha generado a su vez la migración. Ya está en manos de Estados Unidos, esperamos que le dé la importancia del caso.

—¿Qué le parece la decisión del presidente Barack Obama de aplazar cualquier decisión sobre la reforma migratoria hasta después de las elecciones legislativas de noviembre?

—El derecho a la emigración es intrínseco al ser humano. De hecho, Estados Unidos es un país de emigrantes. A los líderes en Washington les he dicho que si Centroamérica sigue con índices de violencia a raíz de la droga, si no es un territorio de oportunidades y de crecimiento económico, va a ser un enorme riesgo para EE.UU. Por el contrario, si es un territorio de paz y de prosperidad, es una gran inversión para el pueblo estadounidense y el resto del mundo. Esperamos que Estados Unidos con su liderazgo pueda atender este problema, originado en buena parte por él mismo.

—¿Cree que Honduras ha recuperado su lugar en la comunidad internacional, tras la destitución del expresidente Manuel Zelaya y el no reconocimiento de su sucesor Porfirio Lobo, por parte de algunos países de la región?

—Sin duda, fue un momento doloroso para la democracia hondureña, pero también las consecuencias del aislamiento internacional afectaron tremendamente al país, sobre todo a los pobres. Hoy no solo hemos recuperado las relaciones, sino que tenemos más que antes del año 2009, cuando ocurrió la crisis. Prácticamente se normalizaron las relaciones con todos, incluidos Venezuela, Cuba y Ecuador.

—¿A qué se dedica Manuel Zelaya?

—Está en el Congreso, al frente del grupo parlamentario del Partido Libre.

—¿Cuba debe participar en la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en 2015, en Panamá?

—Sí, todos los americanos debemos estar donde haya una cumbre americana. En la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) deben estar todos los demás.