La India y todos los siglos de la Historia
En el país asiático conviven pueblos anclados en la Edad Media junto a hitos como el ser el cuarto país del mundo en llegar a Marte
La India y todos los siglos de la Historia
En la India coexisten todos los siglos de la Historia. El pasado y el presente conviven en una extraña armonía que desconcierta al extranjero. Es posible observar el siglo XV en un pueblo a escasas horas de distancia de Nueva Delhi sin electricidad, ni agua ... corriente, casas de barro y búfalos como fuerza motora. Y después pasearse por un centro comercial de lujo de la capital con un músico sentado ante un piano de cola amenizando las compras. Un ingeniero informático adquiere un nuevo ordenador y un sacerdote lo bendice con el ofrecimiento de un coco a alguno de los innumerables dioses hindúes. La entrada en órbita de una sonda india en Marte esta semana es un ejemplo más de esa aparente incongruencia a ojos occidentales.
La India se ha convertido en la cuarta potencia en alcanzar el planeta rojo, tras Rusia, Estados Unidos y la Agencia Espacial Europea. Lo logró en su primer intento y a lo Zara, con una misión «low cost».
¿Cómo es posible? La visión de este hito tecnológico extrañará a los que nunca han puesto un pie en el país asiático y lo relacionan exclusivamente con la pobreza, la madre Teresa, y hippies trasnochados en busca de una acomodaticia espiritualidad.
Si vives en la India miras al cielo y te preguntas cómo se llega Marte pero arreglar una lavadora en Delhi es una misión de dos semanas de duración y cuatro visitas de técnicos que miran el aparato con la extrañeza con la que un licenciado en letras mira las entrañas de un cohete espacial. Dicen que si no eres paciente la India te enseña a serlo.
400 millones de vecinos sin electricidad
«El ISRO (el programa espacial) prueba que el Estado de la India puede ser eficiente y responsable cuando quiere», escribió el periodista del Financial Times Edward Luce en su libro «In Spite of Gods». No le falta razón. El país asiático acoge a 400 millones de personas sin electricidad y a dos tercios de los pobres del mundo. La mitad de los niños indios están desnutridos. Problemas a los que no logra encontrar solución. O no pone tanto interés como en conquistar el espacio.
Pero cuando la India se centra en un objetivo concreto, sin interferencias políticas y un pequeño relativo grupo de personas dedicadas a ello logra hitos notables. Las elecciones indias son el mayor acontecimiento organizado de la humanidad con 814 millones de votantes y tienen poco que envidiar en eficacia a comicios en países europeos. El país asiático pasó de ser uno de los centros de la polio a librarse de la enfermedad tras vacunar a 172 millones de niños en pocos años. Todo un logro.
También tiene que ver con la educación. La élite tiene acceso a centros universitarios de ingeniería de primer orden. El resto de la población se las apaña con un sistema disfuncional. El experto en sánscrito Óscar Puyol, con una veintena de años en la India a sus espaldas, afirma que el país asiático necesita sobre todo formación profesional. Suele repetir que es más fácil encontrar un buen informático que un electricista decente. Es cierto.
Y tiene que ver con las pequeñas burbujas de prosperidad que la liberación parcial de la economía ha alimentado desde 1991. Buena parte del país continúa sumido en el pasado y la pobreza.
Una de las experiencias más surrealistas que ha vivido este periodista ocurrió en la ciudad de Bombay hace unos años. Durante el día trabajaba en un reportaje sobre el barrio de chabolas de Dharavi, célebre por la película «Slumdog Millionaire» . Pobreza, suciedad, familias de 15 miembros que dormían en una habitación de un tamaño menor que un Mercedes.
Por la noche, tras pasar por el hotel para deshacerme de las botas manchadas de barro, recorría las discotecas para escribir de las tendencias musicales en la capital económica india. Pleno siglo XXI con garitos que parecían un decorado de Stanley Kubrick. Era necesario un gran salto mental para pasar de una realidad a la otra, aparentemente tan alejadas, pero en realidad tan cercanas.
Noticias relacionadas
Ver comentarios