Londres confiscará los pasaportes de británicos sospechosos de unirse al Estado Islámico

Después de que el Reino Unido se viese obligado el pasado viernes a elevar el nivel de amenaza terrorista , el Gobierno británico busca urgentemente cómo proteger al país.

Los ciudadanos británicos radicalizados no sólo representan una amenaza en los países de destino donde se disponen a luchar en el nombre de la Yihad, sino que además suponen un gran riesgo a su regreso al suelo británico.

Para ello, Cameron ha exigido a las compañías aéreas, que operen en suelo británico, que faciliten al Gobierno la lista de sus pasajeros con más antelación que la media hora actual.

Las autoridades tendrán además nuevos poderes para impulsar una serie de medidas preventivas que permitirán restringir la libertad de movimiento, como sucedía en el pasado con las llamadas órdenes de control domiciliario, que someten a toque de queda y estricta vigilancia a presuntos terroristas.

Algunos diputados y juristas ya han alzado sus voces alertado de la dudosa legalidad de algunas de estas propuestas y su difícil viabilidad en la práctica.

Ante la reticencia de algunos de los diputados Cameron reiteró que las actividades de los milicianos de Estado Islámico en Siria e Irak amenazan directamente a todos en Europa.Por ello «es preciso utilizar todos los enfoques posibles, del diplomático al de seguridad, y actuar de forma dura e inteligente ante la amenaza de un grupo que quiere perpetuar un modo de vida medieval, que no tiene nada que ver con el Islam», declaró

Estas medidas antiterroristas, negociadas el fin de semana entre Cameron y sus socios, los liberales liderados por Nick Clegg, representan la firmerespuesta del Reino Unido a la decapitación del periodista estadounidense Jim Foley . El hecho de que el presunto asesino sea un miliciano con acento inglés ha puesto en el punto de mira a los miles de yihadistas europeos que luchan en el EI. Según datos que maneja el Gobierno, 500 británicos radicalizados han partido rumbo a Siria e Iraq.