Lisboa estrena su primera playa urbana
La playa de Torel cuenta con 400 metros cuadrados de arena, hamacas, e incluso un cine de verano
Lisboa estrena su primera playa urbana
La capital portuguesa acaba de inaugurar su primera playa urbana dentro del Jardín de Torel, en una de las colinas de la ciudad, muy próxima al Campo Santana. Se concretiza de esta forma una vieja idea que remonta a los años 70, cuando los lagos ... de Lisboa servían de piscina para los niños que no podían ir a la playa. Ahora el lago de este bonito jardín, con unas excelentes vistas sobre Lisboa, se ha transformado en «mar» (con profundidad entre 90 centímetros y 1,5 metros) y a su alrededor se han instalado 400 metros cuadrados de arena donde se puede extender la toalla y abrir la sombrilla. Dos socorristas vigilan cada día de 10 a 20 horas este espacio, de acceso gratuito. La única limitación que existe es la del número de personas que pueden estar a la vez dentro de la piscina, un total de 50, el resto es de acceso libre.
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En estaplaya no falta de nada: hay agua, sol, arena, bandera verde, hamacas y mucha animación, incluso cine de verano. La idea es una iniciativa de la junta municipal a la que pertenece el jardín, Santo Antonio, que ha querido ofrecer un espacio refrescante durante el verano a las personas que no pueden salir de la ciudad. Y tal como ha confirmado el presidente de la junta, Vasco Morgado, la playa urbana no tiene coste público ya que se ha pagado con el dinero de los patrocinadores.
Una buena alternativa «low cost»
La idea de momento se ha aceptado muy bien y eso que agosto no ha comenzado con días muy calurosos. Con la crisis muchos lisboetas han tenido que renunciar a las visitas a la playa porque aunque no esté muy lejos de la ciudad implica siempre un gasto adicional. La playa de Torel, sin embargo, está en un lugar muy céntrico y tiene tres accesos: puerta principal en la rua Júlio de Andrade (próximo al Elevador do Lavra), la puerta en la Rua do Telhal y un acceso casi directo a la playa por la Calçada do Moinho de Vento.
Muchos curiosos se asoman estos días por lo alto del jardín para ver de cerca lo que han visto en la tele. Los más atrevidos se visten el bañador y extienden su toalla en la arena o en el solario. Y los niños, sin complejos, se lanzan al agua.
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