Los túneles, la temible arma de Hamás

Israel bombardea la Franja por tierra, mar y aire, ha matado a al menos 1.674 personas, y asegura haber inutilizado una treintena de pasadizos. Pero los comandos de las Brigadas Ezedin Al Qassam, brazo armado de Hamás, se siguen colando por debajo de sus pies. La última operación de comando del viernes en la que murieron dos militares israelíes y un tercero pudo ser secuestrado se realizó a través de un túnel.

Asimismo, el pasado lunes cinco soldados perdieron la vida por los disparos de milicianosinfiltrados que lograron regresar a Gaza con vida y trajeron las armas israelíes como prueba de su acción. Los milicianos grabaron el asalto en vídeo y las imágenes se difunden casi en bucle en las televisiones locales desde entonces.

«Hay dos tipos de túneles, unos son defensivos y están en las zonas urbanas, otros de ataque, que son los más próximos a la frontera», señala Ibrahim Al Madhun, analista gazatí, para quien «con esta nueva estrategia los milicianos eliminan la amenaza de los aviones porque no les pueden ver bajo tierra. No hay combatientes en la superficie más que para operaciones puntuales». «Lo que contradice la propaganda israelí sobre el uso de civiles como escudos humanos», añade.

Los túneles comenzaron a usarse en Gaza con fines civiles cuando, para burlar el bloqueo, la gente comenzó a excavar en la frontera con Egipto. Hamás tomó nota y en 2004 efectuó su primera operación subterránea para atacar el puesto de control de Mahfuda.  Un año después, tras la retirada de Israel de la Franja, comenzó la construcción de la red actual de pasadizos y su primer gran golpe llegó el 25 de junio de 2006 con la captura de Gilad Shalit, trasladado a Gaza a través de un túnel. El soldado fue después canjeado por 1.027 presos palestinos.

Los túneles llegan a tener hasta treinta metros de profundidad, a salvo de las bombas de los F16, están reforzados con cemento y la anchura varía en función de su objetivo, pero hay tramos en los que entra un vehículo, según se puede ver en las imágenes que difunde Hamás a través de su canal televisivo. El pasadizo no se abre en suelo israelí hasta minutos antes de la operación, solo en el momento clave los milicianos rematan la perforación y emergen ante el enemigo.

«Cuestan mucho tiempo y dinero, pero el resultado está siendo espectacular y va a obligar a Israel a establecer un margen de seguridad, pero dentro de su territorio, no en Gaza», opina Al Madhun, que destaca que gracias a las nuevas opciones que ofrecen los pasadizos «se ha renunciado a las operaciones suicidas o coches bomba, el objetivo es ahora golpear al Ejército, matar o capturar a militares».

En sus infiltraciones a territorio enemigo Hamás se ha concentrado en las fuerzas armadas. El ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón, reafirma en cada intervención que la destrucción de los túneles «es el objetivo de la actual operación militar» y que para ello el Ejército «no está limitado en espacio ni tiempo».

Muhainar Abu Saad, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Al Azhar de Gaza, piensa que «los israelíes intentarán eliminar la amenaza de los túneles en cualquier acuerdo que firmen: lo más probable es que estemos ante pactos a largo plazo en el que Hamás se comprometerá a no usarlos en ese tiempo». La negociación sigue abierta, pero en esta ofensiva los túneles se han convertido en un factor de intimidación clave, un arma temible para Israel que tiene delante a un Hamás cada vez más parecido al Hizbolá libanés.