¿Por qué ha tardado tanto Estados Unidos en moverse ante la guerra en Gaza?
Dos semanas y medio millar de muertos después del inicio de la ofensiva israelí contra Hamás, Obama envía por fin a Kerry a la región a tratar de muñir un alto el fuego

Después de dos semanas de violencia y más de medio millar de muertos, en su mayoría palestinos, la diplomacia estadounidense se ha puesto por fin en marcha para contener el derramamiento de sangre en la Franja de Gaza. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry , llegó ayer a El Cairo en busca de un alto el fuego en la zona después de que, por primera vez desde el comienzo de la operación Margen Protector, el presidente Obama dejara de poner el acento en el derecho de Israel a defenderse para empezar a hacerlo en el sufrimiento de la población palestina.
Es conocido el papel que siempre ha jugado Israel como Estado clave en la defensa de los intereses de los Estados Unidos en Oriente Próximo, una región vital para el Departamento de Estado norteamericano por razones energéticas y geoestratégicas. Los fuertes vínculos políticos y económicos entre Estados Unidos e Israel y la fuerte presencia de la comunidad judía en ambos países explican el tradicional alineamiento de Washington con su aliado hebreo, un alineamiento que, aunque en ocasiones muestra alguna fisura a nivel superficial, se mantiene sólido e incólume en lo fundamental.
La crisis desatada por el asesinato de los tres adolescentes israelíes y el posterior de un menor palestino en Jerusalén no ha sido una excepción y desde el principio los Estados Unidos han combinado con llamadas a la calma de perfil bajo la reiteración permanente de la legitimidad de la operación militar contra Hamás.
Solo ahora que, iniciada la ofensiva terrestre, se ha incrementado significativamente el número de cadáveres, que ahora también son de soldados israelíes, Obama ha activado la agenda de Kerry, que buscará en Egipto la mediación de un El Sisi que empieza a perfilarse como un socio fiable para Israel y preferible en cualquier caso a la problemática amalgama del islamismo. No sería la primera vez que Egipto permite llegar a un acuerdo entre Israel y sus más enconados enemigos árabes.
Los analistas de Washington han interpretado que esta última crisis ha sido causada por la permanente lluvia de cohetes de Hamás sobre las ciudades israelíes y por la muerte de los tres jóvenes secuestrados en Hebrón, por lo que el Gobierno de Benjamin Netanyahu tenía derecho a activar la respuesta. Pero ahora se considera que el contragolpe de las Fuerzas de Defensa Israelíes ya ha llegado lo bastante lejos y se quiere detener una matanza que amenaza con desbordar la indignación mundial y con radicalizar todavía más las posturas políticas de la castigada población de la Franja. En realidad, según informan diversos organismos internacionales y activistas presentes en la zona, los bombardeos israelíes golpean con mucha más frecuencia a los civiles que a los responsables de Hamás a los que persiguen. Para Washington ya ha sido suficiente.
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