Las distintas facciones de Gaza cierran filas ante una posible invasión israelí
Los bombardeos arrasaron este sábado un centro de discapacitados en la Franja y ya son más de 156 los muertos palestinos, la mayoría civiles
mikel ayestaran
Una silla de ruedas plegada sobresale entre la montaña de escombros, es lo único reconocible en el centro de discapacitados de Beit Lahiya bombardeado ayer por Israel. Al menos dos pacientes perdieron la vida y la cifra de fallecidos desde el inicio de la operación « ... Margen protector» ya supera los 156, dos tercios de ellos civiles, según fuentes médicas palestinas. Muerte y destrucción caminan de la mano en Gaza en cada ofensiva . A la espera de la invasión terrestre, los bombardeos se han intensificado en las últimas horas en las dos zonas por las que los palestinos esperan que entren los israelíes, Beit Hanoun y Abasan, al este de Jan Younis, puntos en los que desde el martes se registran enfrentamientos directos entre milicianos y militares israelíes.
En el primero, al norte de la Franja, el Ejército anunció que enviaría mensajes a los ciudadanos a lo largo de la noche pidiéndoles que dejen sus casas, lo que en ocasiones anteriores significó el paso previo a la invasión. La ONU tiene listos sus colegios para acoger a 50.000 personas.
Unos 30.000 soldados esperan la orden de la invasión. Pero la lluvia de cohetes de Hamás no cesa y las alarmas sonaron un día más en Tel Aviv y Jerusalén, aunque de momento no hay víctimas mortales israelíes. El momento álgido se produjo a las nueve de anoche, hora en la que Hamás anunció un ataque que haría temblar la capital, pero sus cohetes volvieron a ser interceptados por el sistema de la ‘Cúpula de acero’.
En medio de la escalada de tensión no se escuchó el llamamiento del Consejo de Seguridad de la ONU a «la restitución de la calma.
«Israel obtiene justo lo contrario de lo que busca, ahora que Hamás estaba políticamente más débil que nunca, llega esta agresión y la gente vuelve a unirse para hacer más fuerte a la resistencia», opina Talal Okal, veterano analista de la franja crítico con el brazo de los Hermanos Musulmanes en Palestina, pero al que se le ilumina el rostro con cada cohete que sale hacia Israel porque «es un motivo de orgullo».
A las complicaciones habituales de vivir bajo el bloqueo israelí, ahora hay que sumar que el 75 por ciento de los hogares se ha quedado sin electricidad por los ataques . También hay problemas de suministro de agua, pero la calle está unida en la lucha contra Israel. Esta unidad en las calles, de las que han desaparecido prácticamente todos los jóvenes en edad de combatir, se traslada a la arena política con el pacto de gobierno alcanzado por Fatah y Hamás en abril y a la militar con la coordinación entre las distintas milicias que comenzó durante la operación ‘Pilar defensivo’ de 2012 y se mantiene estos días.
Escudo humano malagueño
Las Brigadas de Ezzedin al Qasam y Al Quds, brazos armado de Hamás y Yihad Islámica, lideran una lucha «cada vez más organizada y fuerte, con cohetes que tienen capacidad real de alcanzar Jerusalén y Tel Aviv», señala la doctora Mariam Abu Daqqa, responsable del Frente Popular en Gaza, que tiene claro que «van a entrar, pero sólo a base de incursiones quirúrgicas, en áreas cerca de la frontera y para intentar presionar a las milicias. El problema fundamental para ellos es que no saben realmente a lo que se enfrentan, tienen una gran laguna de inteligencia».
El activista malagueño Manu Pineda, de la ONG Unadikum, duerme cada noche en un centro de rehabilitación, situado en Shuja’iyeh, auténtica línea del frente, atacado ya en una decena de ocasiones. Pineda, que lleva más de dos años en Gaza, es uno de los escudos humanos internacionales desplegados en la Franja y piensa que «no habrá una invasión en toda regla, ellos son cobardes y prefieren una guerra de ‘Play Station’ para no arriesgarse».
Mientras, el terror llega principalmente por aire y mar. Los ataques más recientes se centran en viviendas particulares de personas que tengan alguna relación con las milicias y entre los últimos fallecidos figuran tres sobrinos del antiguo primer ministro del Ejecutivo de Hamás en Gaza, Ismael Haniye. Según los datos de la UNRWA (Agencia de la ONU para los refugiados de Palestina), 512 viviendas han quedado destruidas o han sufrido graves daños.
«Han entrado cada vez que les ha dado la gana y lo seguirán haciendo, pero no se puede volver a la situación anterior a 2005 (fecha en la Israel desmanteló sus asentamientos en la franja). Ahora hay una nueva Gaza, la Gaza subterránea construida por las milicias, que los israelíes no controlan y les puede dar muchos disgustos», señala el analista Tala Okal. En esa Gaza se ocultaron los milicianos en 2008 cuando Israel lanzó la operación ‘Plomo fundido’ y no encontró oposición porque los palestinos rehuyeron el enfrentamiento directo. La gran incógnita es su estrategia ahora.
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