Sarkozy, decidido a volver a la política
Un político en su situación estaría acabado, pero él se crece en la adversidad
JUAN PEDRO QUIÑONERO
Los obstáculos judiciales enardecen a Nicolas Sarkozy, a su familia y a su guardia pretoriana. Y le incitan a acelerar su vuelta a la política activa, que, en realidad, nunca ha abandonado. Pero un 63 % de los franceses no cree que haya acoso judicial contra ... el expresidente; y un 65 % dice no desear ese retorno político programado para finales de agosto o primeros días de septiembre.
El contraataque político de Sarkozy contra los jueces que lo han imputado por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias también divide profundamente a la opinión pública. Según un sondeo del diario «Le Parisien», un 63 % de los franceses considera que los jueces se comportan de manera normal con Sarkozy, implicado en seis escándalos en curso de instrucción. Las primeras filtraciones sobre el escándalo Bygmalion sugieren que parte de la campaña presidencial de Sarkozy, en 2012, se pagó con facturas falsas. El expresidente considera «grotescas» las acusaciones de corrupción y tráfico de influencias, pero todo el equipo que dirigió su campaña presidencial de 2012 se ha visto forzado a dimitir y está a disposición judicial.
Según otro sondeo publicado por el gratuito «Metro», un 65 % de los franceses dice no desear la vuelta de Sarkozy a la política activa. El sondeo cae en el peor momento. Según una encuesta on line del semanario Le Point (liberal independiente), el 50,4% de los participantes en ese sondeo considera eficaz la táctica defensiva de Sarkozy, denunciando la «obsesión política» de los jueces que desean destruirlo políticamente. Un 49,6% de los participantes en la misma encuesta no cree en esa táctica defensiva.
Crisis histórica
La Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido de Sarkozy , atraviesa la crisis más grave de su historia, víctima del escándalo Bigmalion, y prepara un congreso excepcional a primeros de noviembre. Esa división profunda entre partidarios y adversarios, creyentes y no creyentes en la palabra de Sarkozy, alimenta una crispación política imprevisible.
En una situación normal, en un paisaje político normal, cualquier líder político estaría hundido. El carácter personalizado y bonapartista de la Constitución de la V República permite a Sarkozy acariciar todas las esperanzas. Todo el modelo político francés reposa en la elección directa del presidente. Antes que a un jefe de partido o al «aparato» del mismo, los franceses eligen a un hombre, solo o acompañado de un equipo, un cuerpo de ejército político, o una guardia pretoriana. Sarkozy cultiva la ilusión del líder carismático, libre y solitario, contra todo y contra todos. Veremos.
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