La socialdemocracia busca a la desesperada una tercera vía

Cinco años después, el Partido Democrático italiano es, de lejos, el más numeroso de la bancada del centro-izquierda, con 31 diputados, después de haber sido capaz de anular al populista antisistema Beppe Grillo , que ha acabado –para colmo de malabarismo político– aliado con el grupo de los nacionalistas euroescépticos británicos, en el rincón más próximo al de la extrema derecha.

La familia socialista europea se encuentra nuevamente en busca de una identidad, pero por primera vez su espacio está amenazado por una fuerza emergente que ha sido capaz de catalizar el descontento de la crisis y transformarlo en votos por toda Europa. El carismático socialdemócrata austriaco Hannes Swoboda , que ha sido hasta ahora el portavoz del grupo socialista en el Parlamento Europeo cree que la solución está «en integrar a gente que no son socialistas» y «no negarnos a hablar con nadie», específicamente con los radicales como los griegos de Syriza , que han laminado al histórico PASOK . En términos absolutos, los socialistas se consuelan con haber mantenido sus cifras de diputados y de votantes, frente al claro desgaste de los populares, lo que sirve de argumento para los que creen que no es necesario cambiar nada en lo esencial.

Detrás de esta batalla en el seno del socialismo europeo se oculta algo más que un nombre. Desde hace dos años, el poderoso partido socialdemócrata alemán (SPD) ha empezado a romper sus vínculos (económicos incluidos) con la Internacional Socialista (IS), donde se acumulaban exóticas siglas que respaldaban dictaduras caídas (Mubarak en Egipto o Ben Alí en Túnez) u otras formaciones rebasadas por el chavismo, convertido en el nuevo mito de la izquierda iberoamericana.

El SPD y los laboristas británicos empezaron a diseñar la nueva Alianza Progresista, que recogía los restos de aquel experimento ideológico de la llamada «Tercera Vía» y que está pensada para fortalecer sus lazos políticos con el Partido Demócrata norteamericano , en un nuevo intento de renovar el paisaje ideológico de la izquierda. En este debate, Alemania, los países nórdicos, los laboristas británicos y, por supuesto, los demócratas italianos reman a favor de esa renovación, mientras que el PS francés o el PSOE español aún son vistos como los más vinculados a la versión histórica del socialismo.

Los estrategas socialistas preparan para esta legislatura europea una batalla sin cuartel contra la política de austeridad de la que esperan hacer el cemento de su resurrección electoral. Bryan Synnott , portavoz del grupo Socialista Europeo, insiste en que la opinión general de la familia es la de «adaptarse a las tendencias de la sociedad» sin cerrar las puertas a nadie. Sin embargo, si se mira lo que ha sucedido en Portugal, los socialistas perdieron el poder por la crisis y ahora que han ganado las elecciones europeas al ser capaces de catalizar las corrientes de protesta, se han sumido en una guerra fratricida a falta de un proyecto.

La discusión tendrá que producirse de todos modos, porque el Parlamento Europeo cuenta en esta legislatura con un notable cargamento de eurodiputados armados con el argumento del descontento y que no son socialistas. Por ahora, las dos tendencias se basan en apoyar reformas, como las de Matteo Renzi , para salir de la crisis o sumarse a las protestas como indica la vieja guardia. Para Swoboda la cuadratura del círculo se se traduce en « ir más a la izquierda, pero sin olvidar el pragmatismo , porque una cosa es protestar y otra formular una política».