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Lisboa pone de moda los despachos dentro de contenedores

La capital lusa ha importado de Londres el proyecto Village Underground y ya se buscan nuevas ciudades para seguir replicando el modelo. Un espacio de coworking para la industria creativa que alquila mesas de trabajo por día para extranjeros

Lisboa pone de moda los despachos dentro de contenedores BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

La antigua estación de Santo Amaro, bajo el puente 25 de Abril, es hoy un inusual espacio de coworking para la industria creativa. Sus mesas de trabajo se encuentran dentro de alguno de los catorce contenedores marítimos que componen esta villa donde la cafetería y la sala de reuniones son antiguos autobuses. Mariana Duarte Silva, portuguesa, vivió en Londres durante dos años y el despacho de su agencia Madame Mangement (relacionada con la música) se encontraba en uno de los cuatro vagones desactivados del metro londinense. Tom Foxcroft creó Village Underground en el 2007 y Mariana, al regresar a Lisboa en el 2009, quiso importar el concepto. «Conocí a muchas personas que trabajaban en mi vagón de distintas áreas, aprendí mucho y fue una experiencia enriquecedora», recuerda, «me gustó tanto que lo quise traer para mi ciudad».

Han sido necesarios cinco años para que el sueño de Mariana se hiciese realidad. Planteó la idea a Tom y la apoyó, pero lo difícil fue encontrar el local y la financiación. «Cuando regresé de Londres encontré una Lisboa no tenía nada que ver con lo que es ahora. De 2009 a 2012 fue un camino por el desierto, nadie entendía mi proyecto, no había lugares dónde hacerlo, ni dinero ni ganas», comienza a relatar a ABC. Pero en el 2012 todo cambió. El Ayuntamiento de Lisboa apostó por convertir Lisboa en una ciudad creativa y buscó proyectos diferentes, asociándose con Village Underground Lisboa . Al mismo tiempo Carris (empresa de los autobuses urbanos) comenzó a querer dinamizar el espacio de su museo, la estación de Santo Amaro, donde duermen los eléctricos y también se reparan. En lo que se refiere a la parte monetaria, el banco Montepío les facilitó un crédito con buenas condiciones, una línea de crédito para start up de Lisboa, de 45.000 euros. El total de la inversión fue de 300.000 mil euros por lo que fue necesaria otra línea de crédito y capital tanto de la propia Mariana como de Tom.

150 euros por mes

Con el dinero en mano pudieron comprar los catorce contenedores y renovarlos. Cada uno de ellos tiene cinco mesas que corresponden a cinco puestas de trabajo. «Alquilamos la mesa a 150 euros por mes, con wi-fi, aire acondicionado y electricidad incluido, y sube a 200 euros si se trata de los contenedores del piso de arriba, porque tienen mejores vistas», explica la responsable. Uno de los autobuses se ha convertido en cafetería, abierto al público, y el otro es la sala de reuniones. A su vez uno de los contenedores está reservado «para extranjeros que quieran venir aquí a trabajar por 30 euros por día», añade Mariana. Reciben candidaturas de proyectos y las analizan, «queremos que sea un área para personas creativas». Inaugurado hace dos meses, ya se han instalado diferentes empresas, como un estudio de sonido, otro de arquitectura, una revista o una línea de bañadores. La idea es que todos los inquilinos de este espacio compartan experiencias y surjan nuevas ideas empresariales entre diferentes tipos de industria. Además todos resaltan el ambiente que se vive en ese entorno, con una vista diferente sobre la ciudad. Para Mariana «lo más importante son las personas, que se identifiquen con el espacio».

Trabajar en este lugar parace tener muchas ventajas, sobre todo por el hecho de «estar en un espacio diferente, la estructura de la arquitectura conecta todos los contenedores entre sí, el ambiente inspira a las personas». Además mantienen una fuerte relación con la “casa madre”, de Londres, y están integrados en una red mayor de este tipo de plataformas culturales. Ya están trabajando en el proyecto de una segunda réplica, en este caso en Berlín, donde buscan espacio para crear un nuevo Village Underground.

Con una pequeña estructura, la organización de este proyecto asegura tener un plan de negocio bien estructurado. «Tenemos beneficios del alquiler, eventos, cafetería… está todo bien estudiado, gracias a la experiencia de nuestro socio en Londres». La responsable de Villa Underground Lisboa se identifica con una generación de portugueses «que aprovechamos la crisis y dimos la vuelta a la situación con proyectos nuevos».

Entre los inquilinos está Pedro Miguel Rocha, un escritor portugués que se ha instalado en un contenedor para buscar inspiración para sus libros. De momento está solo, aunque espera la visita de nuevos inquilinos. «Al oír hablar de este proyecto me pareció interesante, espero compartir experiencias con otras personas», explica a ABC. Otros destacan la libertad que encuentran en este espacio, así como un espíritu más abierto y un ambiente más alternativo.

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