¿Corte marcial para Bergdahl? EE.UU. no ejecuta un desertor desde 1945
Todo indica que el sargento estadounidense marchó voluntariamente de su base en Afganistán, pero probablemente no recibirá todo el castigo previsto por la ley
EMILI J. BLASCO
A Bowe Bergdahl no le caerá probablemente ninguna gran condena aunque se demuestre que desertó de su unidad en junio de 2009, marchando de una base de Estados Unidos en Afganistán. Tras cinco años en cautiverio en manos de los talibán, fue puesto en libertad ... el pasado sábado gracias a un polémico canje por cinco prisioneros de Guantánamo .
Aunque ya en 2010 informaciones apuntaron que el Pentágono consideró «incontrovertible» que el soldado marchó de manera voluntaria, las declaraciones realizadas por Barack Obama y otros altos dirigentes de su Administración a raíz de su liberación, sugieren que tendrá un trato benigno.
«Es un tipo que probablemente ha pasado un infierno los últimos cinco años, preocupémonos ahora de que se ponga bien», dijo el secretario de Defensa, Chuck Hagel. Algo más lejos fue la consejera de seguridad nacional, Susan Rice: «Ha servido a Estados Unidos con honor y distinción». Bergdahl permanecerá aún varias semanas en instalaciones militares de EE.UU. en Alemania.
Si Obama, conociendo las circunstancias en que se produjo la desaparición de Bergdahl, decidió dar la noticia de su liberación acompañado de sus padres es de suponer que la Fiscalía militar no buscará para él ninguna gran pena.
No está claro que vaya a ser sometido a una corte marcial. En todo caso, aunque pueda demostrarse que marchó para no volver o abandonó su unidad para evitar un deber peligroso, que son los dos supuestos de la deserción, los expertos descartan una condena a muerte. La última vez que se ejecutó a un soldado por deserción fue en 1945. Si se demuestra que incurrió en el primer supuesto, como indica el hecho de que enviara varios objetos a sus padres antes de desaparecer, como el ordenador personal, es posible que no le caigan más de cinco años de prisión. O quizás menos. Las circunstancias del cautiverio y su posible alegación de que marchó solo por un tiempo pero que entonces fue raptado por los talibán, podría llevar únicamente a su expulsión del Ejército.
Críticas republicanas
La liberación de Bergdahl ha provocado un intenso debate en Estados Unidos, no tanto por el esfuerzo realizado para ponerle en libertad, como por el precio pagado y su ocultación al Congreso. El senador republicano John McCain, que fue prisionero de guerra en Vietnam, consideró excesivo el canje por cinco extremistas encarcelados en Guantánamo. Congresistas de ambos partidos criticaron a Obama que no les informara de la liberación de los presos con una antelación de treinta días, como es preceptivo en el caso de la salida de presos de esa cárcel especial en la isla de Cuba.
Por su parte, grupos activistas en pro del cierre de Guantánamo han destacado que el canje demuestra que Obama puede sacar presos si realmente quiere, sin escudarse en las maniobras republicanas en el Congreso o el riesgo que para la seguridad supone liberar detenidos.
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