Erdogán blinda Estambul en el aniversario de Taksim
Unos 25.000 agentes custodian la simbólica plaza a la que han sido convocadas hoy miles de personas a protestar contra el Gobierno turco
DANIEL IRIARTE
Ya ha pasado un año desde la llamada revuelta de Gezi , pero la calma está lejos de haber regresado a Turquía. Lo que comenzó como una pequeña acampada ecologista por el parque Gezi de Estambul, desalojada con bastante brutalidad por la Policía, terminó convirtiéndose ... en una verdadera sublevación popular, con disturbios y grandes protestas en más de setenta ciudades de todo el país. Tras más de seis manifestantes muertos, docenas de mutilados y afectados graves, miles de heridos y detenidos, el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan logró mantenerse en el poder, pero la fractura social generada no deja de agudizarse.
Por ello, Estambul y otras ciudades amanecieron ayer blindadas por los efectivos policiales, en previsión de lo que se espera sea un aniversario bastante conflictivo. Varios grupos de oposición y sindicatos han hecho un llamamiento a concentrarse en la plaza de Taksim de Estambul, epicentro de la revuelta del verano pasado. Los lidera la Plataforma de Solidaridad con Taksim, el grupo que el pasado verano organizó la acampada de protesta, cuya convocatoria cita las numerosas razones de descontento con el ejecutivo de Erdogan, desde la represión policial a la destrucción urbanística.
«Nos rebelamos contra vuestras matanzas y vuestra corrupción. Habéis saqueado nuestras ciudades, nuestra naturaleza, nuestro espacio de vida, nuestros valores. Por miedo a que nos levantemos, los gobernantes han cerrado las plazas públicas», dice el comunicado de la Plataforma, que se solidariza con movimientos similares en todo el mundo. «¡ De Wall Street a la Puerta del Sol, de Sintagma a Tahrir, estamos en las plazas!», afirma.
Para impedirlo, las autoridades han desplegado a 25.000 policías antidisturbios y 50 vehículos blindados T.O.M.A. con mangueras a presión en los alrededores de Taksim. «Pequeños grupos marginales podrían intentar imponer sus propios objetivos. Pero vamos a tomar medidas contra ello», declaró el gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu. «No vamos a cerrar Taksim para nada. Pero cuando hay una situación difícil, se toman medidas durante un par de horas o un día. Nos gustaría que tanto Taksim como el parque Gezi estuviesen llenas de gente, tal y como están ahora».
El cierre de Taksim no es una novedad. A lo largo de todo este año, las manifestaciones en los alrededores de la plaza han estado prohibidas, hasta el punto de que la Policía ha llegado a cargar contra grupos pacíficos que celebraban el Día del Libro. Casi todas las concentraciones terminan con gases lacrimógenos y detenidos, y, a menudo, importantes disturbios.
Niño muerto
Los hubo durante los funerales de Berkin Elvan, un niño de 15 años que murió pocos días antes de las elecciones locales, tras haber permanecido en coma desde los días de Gezi por el impacto de un bote de gas de la policía. Los hubo cuando el gobierno turco prohibió la celebración del Primero de Mayo en Taksim. Y los hubo tras el accidente de la mina de Soma (que dejó más de trescientos muertos, la peor tragedia minera de la historia de Turquía), cuando se conocieron las responsabilidades del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan en la catástrofe.
La inestabilidad, además, sigue produciendo víctimas. Ayer falleció Elif Çermik, una mujer de 64 años que llevaba 159 días en coma tras un ataque al corazón, aparentemente provocado por inhalación de gases lacrimógenos durante una protesta el pasado diciembre. Y la semana anterior, dos personas –un manifestante y un simple transeunte- fueron abatidas por disparos de la policía durante unos disturbios en el barrio de Okmeydani, en el centro de Estambul.
Pero en lugar de tratar de calmar los animos, Erdogan parece haber optado por una estrategia de confrontación que radicaliza a sus bases de apoyo y que ya le otorgó excelentes resultados en las elecciones locales de finales de marzo. Ayer no fue una excepción. «La violencia aparece donde no hay ideas ni opinión. La gente de Gezi son aquellos que no tienen ideas. Nunca han plantado un árbol», aseguró el primer ministro durante un acto cultural.
«Esta mentalidad no puede defender la justicia, la amistad y la hermandad. Es por eso que han matado gente con cócteles molotov, atacado a nuestras hermanas con velo y nuestras mezquitas y quemado banderas turcas», entre otros agravios, indicó. Erdogan sabe que la polarización, de momento, juega a su favor. Pero con cada nueva jornada de crispación , como la que se vivirá hoy en Turquía, aumenta también el número de los que jamás votarán por él.
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