Movilización mundial contra Boko Haram y por la libertad de las niñas secuestradas en Nigeria
Pero la respuesta militar es muy pobre: Estados Unidos solo enviará a diez asesores para apoyar la liberación de las estudiantes retenidas por la milicia islamista radical Boko Haram
EDUARDO S. MOLANO
En la reserva natural de Sambisa, al noreste de Nigeria, el ruido de las redes sociales se confunde con el viento. En los últimos días, decenas de personalidades de la política, la cultura o la farándula internacional exigen de forma pública la liberación de los ... más de dos centenares de estudiantes secuestradas, el pasado mes de abril, en un internado del Estado nigeriano de Borno.
Desde la primera dama estadounidense, Michelle Obama, a la joven paquistaní Malala Yousafzai , nadie quiere estar al margen de la campaña. ¿La principal arma de las protestas? Un «hashtag» (o sistema de etiquetas muy utilizado en Twitter y otras redes sociales) que reza «Bring back our girls», «Traed de vuelta a nuestras chicas».
Sin embargo, al margen del ruido mediático, la implicación de facto con fuerzas sobre el terreno es más bien escasa. El primero en actuar ha sido Estados Unidos, quien asegura enviará a diez asesores para colaborar en las labores de búsqueda de las jóvenes. En términos reales esto implica poco o nada. En marzo pasado, en situaciones similares, el Gobierno de Estados Unidos anunció una partida de 150 miembros de las fuerzas especiales a Uganda para capturar al líder del Ejército de Resistencia del Señor ugandés (LRA), Joseph Kony , cuya guerrilla está acusada de matar, secuestrar y violar a miles de personas en la región de los Grandes Lagos.
El despliegue militar fue acompañado del envío de cuatro aeroplanos CV-22 Ospreys. Antes, en 2011, EE.UU. había desplazado al país africano a un centenar de asesores militares para combatir al líder rebelde, quien tiene una orden de detención del Tribunal Penal Internacional.
Cifras que poco o nada tienen que ver con la actual movilización, y que parecen ser tendencia general. Mientras que el presidente francés, François Hollande, aseguró que Francia «hará todo lo posible para ayudar a Nigeria», el gabinete de Exteriores galo confirmaba la disposición de un «equipo especializado» para la investigación. La medida camina de forma paralela al estacionamiento de 3.000 soldados en la región del Sahel para combatir a los grupos armados de la zona. Aunque esta tropa parece estar más enfocada a estabilizar el norte de Malí, que a una acción directa frente a Boko Haram.
Por su parte, Reino Unido destacó el envío de un equipo de asesores del Gobierno «en la mayor brevedad». A su vez, el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, aseveraba el miércoles con orgullo que China se ha comprometido a ayudar al país africano «en su lucha contra el terrorismo», tras recibir al premier asiático, Li Keqiang , de gira por la región. Brindis al sol, pero nada concreto.
«Esperamos que la comunidad internacional apoye a Nigeria para rescatar a las niñas. No podemos hacerlo solos. Otras naciones con experiencia en secuestros deben colaborar con nosotros», destaca a ABC Hadiza Bala Usman, líder de las protestas que en los últimos días salpican Nigeria para garantizar la liberación de las jóvenes.
Rescate complicado
El camino para el rescate, no obstante, parece complicado. Todo ello, a pesar de que la Policía local ya ofrece más de 200.000 euros por cualquier pista que conduzca a sus secuestradores.
Sobre todo, debido a la complejidad natural del reducto islamista: el bosque Sambisa, una reserva natural en la frontera entre Nigeria y Camerún, que se prolonga por más de 60.000 kilómetros cuadrados, cuarenta veces la ciudad de Londres. De igual modo, ante la más que posible dispersión en varios pequeños grupos de las jóvenes. Una táctica utilizada a menudo por milicianos regionales y que demuestra que Boko Haram no es un grupo totalmente uniforme, sino decenas de subcomandos en bicefalia constante.
Mientras, ante la falta de ayuda militar concreta, la milicia islamista sonríe: Solo en lo que va de año, los enfrentamientos entre el Ejército nigeriano y la milicia rebelde se han cobrado más de 1.500 muertos, la mayoría, civiles. De igual modo, desde 2009, se estima que al menos 5.000 personas han perdido la vida a manos del grupo armado, quien pretende instalar un Gobierno islamista en la región.
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