Kiev intensifica las operaciones militares al este de Ucrania
La ofensiva se extiende a cuatro ciudades y los separatistas piensan que el objetivo es dificultar el referéndum del 11 de mayo
La noche ha sido larga en Mariupol, ciudad portuaria del mar de Azov en la que el Ejército de Ucrania ha entrado para intentar recuperar el control que desde hace más de una semana estaba en manos de paramilitares prorrusos. Este punto se suma a Slaviansk, Kramatorsk y Konstantinovka en el parte de guerra en el que se está convirtiendo el día a día al este del país, una guerra que para muchos civiles consultados toma tintes de un conflicto civil en toda regla.
Desde el viernes el Gobierno central de Kiev intenta hacerse por la fuerza con las ciudades que a mediados de abril comenzaron a caer en manos de separatistas armados. La ofensiva llegó por sorpresa, unas horas después de que el presidente interino, Oleksander Turchínov, diera por perdidas las provincias de Donetsk y Luhansk para pedir a las fuerzas de seguridad que se centraran en que no se extendiera «el terrorismo» por otras provincias del país.
El cambio de estrategia del Ejército se sigue minuto a minuto desde la sede de la gobernación de la República Popular de Donetsk (RPD) en la que Kiril Cherkashin, uno de los cinco responsables del comité que prepara el referéndum del 11 de mayo, asegura que «intentan complicar las cosas para que la gente no pueda votar, pero no importa. Vamos a realizar la consulta bajo cualquier circunstancia y será legítima».
Las operaciones militares de los últimos días siempre se realizan durante la noche y durante el día se aprovecha para ocupar posiciones en lugares estratégicos como las torres de televisión y mostrar presencia en una zona donde la población ve a los uniformados como fuerzas ocupantes. Los blindados y tanques permanecen en las afueras de las dos ciudades, pero en las zonas céntricas las incursiones hasta el momento son quirúrgicas, no hay combates calle por calle y tampoco se puede hablar de ciudades tomadas, se trata de cercos con blindados y tanques y operaciones puntuales contra puestos de control, que en cuanto abandonan los uniformados vuelven a manos de las milicias.
Ucrania tiene un ojo en Odesa, donde el viernes al menos 46 personas perdieron la vida , y otro en la operación militar lanzada en la provincia de Donetsk y que se desarrolla en medio de la guerra de propaganda que desarrollan de forma paralela ambos bandos. El baile de cifras que ofrecen desde los dos bandos es imposible de verificar y solo sirve para aumentar la rumorología y psicosis entre una población que vive esta situación en clave de II Guerra Mundial, como una revancha de la parte de Ucrania que combatió junto a los nazis contra los que estuvieron del lado del Ejército Rojo soviético.
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