Pekín investiga por corrupción a Zhou Yongkang, exjefe de Seguridad
La lucha por el poder está detrás del que podría ser el mayor escándalo en China
pablo m. díez
Un año y medio después de que el presidente Xi Jinping subiera al poder, sigue abierta la lucha en el seno del régimen chino que desató el «caso Bo Xilai» , condenado a cadena perpetua por corrupción y cuya esposa fue sentenciada a muerte –pero ... con la pena suspendida– por asesinar a su socio británico. Tal y como los medios, incluido ABC, venían avanzando desde hacía meses, estas pugnas internas amenazan al anterior responsable de los aparatos de seguridad del Estado, Zhou Yongkang .
Según adelantaba ayer el diario «The New York Times », la cúpula del régimen habría autorizado a principios de diciembre una investigación formal por corrupción contra él. Para informarle, un alto funcionario habría visitado en su domicilio a Zhou Yongkang y a su mujer, Jia Xioayue, que desde entonces permanecerían constantemente vigilados. Entre las fuentes que cita el «The New York Times», todas ellas anónimas por la sensibilidad del caso, destacan un funcionario de un medio estatal, un antiguo investigador anticorrupción, un abogado y dos empresarias relacionadas con la élite del Partido, entre ellas la nieta de un antiguo mandatario.
En caso de confirmarse la noticia, se trataría de un auténtico terremoto político porque sería el procesamiento contra el más alto dirigente político de China desde el juicio a la mujer de Mao, Jiang Qing, y la «Banda de los Cuatro» por los desmanes de la «Revolución Cultural» (1966-76).
De los más poderosos
Como miembro del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista, del que se retiró en noviembre de 2012, Zhou Yongkang, que tiene ya 71 años, fue uno de los nueve hombres más poderosos del país y actuaba como patrón de otros destacados gerifaltes, entre ellos su protegido Bo Xilai. Rompiendo una norma no escrita del régimen, el presidente Xi Jinping lo confinó el verano pasado bajo arresto domiciliario, según otra información de Reuters no confirmada por los medios oficiales chinos. Desde otoño, todo aquel próximo a él, incluyendo seis de sus colaboradores, su hijo y su hermano, están siendo investigados por corrupción y abuso de poder.
En marzo, justo antes de la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular –el Parlamento orgánico del régimen–, el periódico «Noticias de Pekín» informaba de que su hermano, Zhou Yuanqing, y su cuñada, Zhou Lingying, habían sido detenidos en diciembre. Además, su hijo, Zhou Bin, tuvo que regresar desde el extranjero para ser interrogado ese mismo mes, en el que también fue cesado uno de sus antiguos subordinados, el viceministro de Seguridad, Li Dongsheng. En febrero cayó otro de sus aliados, el vicegobernador de la isla de Hainan, Ji Wenlin, y en septiembre del año pasado lo hizo Jiang Jiemin, expresidente de Petrochina y de su firma matriz, la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC). Precisamente, esta es la empresa estatal donde Zhou Yongkang cimentó su carrera al dirigirla entre 1996 y 1998.
En 2002 fue nombrado ministro de Seguridad Pública y, cinco años después, accedió al Comité Permanente del Politburó, donde se jubiló en 2012. En principio, se suponía que iba a relevarlo su protegido Bo Xilai, pero su caída en desgracia está arrastrando a Zhou Yongkang porque aquel escándalo destapó el ostentoso nivel de vida de la «aristocracia roja» de China.
Aunque la investigación parece centrarse en corruptelas económicas, algunos medios de Hong Kong y Taiwán han especulado que Zhou Yongkang planeó un golpe de Estado basado en un atentado contra el actual presidente, Xi Jinping, antes de que ocupara el cargo. Dentro de estas intrigas palaciegas, otros rumores señalan que también ordenó el asesinato de su exesposa en un accidente de coche para casarse con su actual mujer, 28 años más joven que él. Cierto o no, el cerco se estrecha sobre Zhou Yongkang, que puede protagonizar un escándalo político que dejaría en «peccata minuta» al «caso Bo Xilai».
¿Será juzgado?
Como ambos eran aliados, la defenestración de Bo Xilai ha acabado salpicando a Zhou Yongkang, agravando la soterrada lucha de poder entre las distintas facciones del Partido Comunista. La cuestión ahora estriba en saber si será juzgado y si el proceso continúa contra algún otro dirigente de alto nivel, así como la reacción del expresidente Jiang Zemin, cuya «camarilla de Shanghái» aún ostenta gran poder en el régimen.
Tradicionalmente, los mandatarios retirados eran considerados intocables, pero Xi Jinping ha lanzado una contundente ofensiva contra la corrupción que incluye, como propugna la propaganda, a «moscas y tigres». Sin duda, Zhou Yongkang sería la mayor pieza de esta campaña, que ya se ha cobrado la cabeza de otras importantes figuras como el exministro de Ferrocarriles Liu Zhijun, condenado el año pasado a pena de muerte –pero suspendida– por corrupción y abuso de poder. Pero, sin jueces ni medios independientes, la lucha contra la corrupción acaba reducida a una mera arma política para eliminar a los propios rivales dentro del PC.
Pekín investiga por corrupción a Zhou Yongkang, exjefe de Seguridad
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