Texas retoma las inyecciones letales con el permiso del Supremo
Las autoridades del estado ejecutaron ayer un reo después de que el máximo órgano judicial del país no viera un obstáculo en que la droga utilizada fuera de origen desconocido
javier ansorena
Tommy Lyn Smells, de 49 años, se convirtió ayer en el quinto reo ejecutado en Texas en lo que va de año. Su ejecución fue suspendida durante algunas horas, después de que los abogados de Smells exigieran conocer el origen y la composición de la ... droga que se le iba a administrar. A última hora, el Tribunal Supremo decidió que se retomara el proceso.
Las autoridades tejanas se negaban a desvelar el origen del pentobarbital (un barbitúrico usado en las inyecciones letales), porque aseguran que el secretismo es necesario para proteger a las empresas farmacéuticas que proporcionan las drogas ante posibles amenazas o intimidaciones.
En los últimos meses ha crecido el número de farmacéuticas, sobre todo en Europa, que se niegan a suministrar estos compuestos a las autoridades penitenciarias de EEUU.
Una remesa de pentobarbital que Texas había comprado en un fabricante de Houston se caducó a finales de marzo. La empresa se negó a nuevos suministros después de sufrir amenazas. Las autoridades encontraron una nueva fuente de esta droga, que prefirieron no desvelar.
No a «castigos crueles»
Los abogados de Smells y de Ramiro Hernández-Llanas, otro reo cuya ejecución está prevista para el 9 de abril, se basaron en que el desconocimiento del origen de la droga podría dar lugar a una muerte excesivamente dolorosa, algo que la constitución de EEUU rechaza en su prohibición de «castigos crueles e inusuales».
El debate público sobre el origen y la composición de las drogas en las ejecuciones se agitó el pasado enero en Ohio, cuando se aplicó una inyección letal con una combinación farmacológica nueva a Dennis McGuire. Su ejecución duró 24 minutos, y se pasó diez minutos resoplando y con gestos de asfixia.
Las últimas palabras de Michael Lee Wilson, un reo ejecutado en Oklahoma, también en enero, fueron: «Siento que se me quema todo el cuerpo». Se le suministró una mezcla de drogas, incluido el pentobarbital.
Los testigos en la ejecución ayer de Smells aseguraron que empezó a roncar tras la inyección y dejó de moverse un minuto después. Su muerte se declaró a los 13 minutos.
Es muy probable que las reclamaciones de los abogados y de los grupos contrarios a la pena de muerte se intensifiquen en los próximos días: Texas, el estado que más penas de muerte cumple, tiene previstas otras cuatro ejecuciones hasta el 21 de mayo.
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