Las típicas aceras de Lisboa, ¿en vías de extinción?
Polémica en Lisboa por el plan municipal para sustituir algunos tramos de un adoquinado que es uno de los rasgos más reconocibles de la ciudad
Las típicas aceras de Lisboa, ¿en vías de extinción?
Es difícil negar que la admirada acera lisboeta, replicada en otros lugares como Brasil, tiene un lado negativo. Basta con pasear un día de lluvia por esta calzada para comprobar que resbala y es un reconocido enemigo de las mujeres que usan tacones. Demasiados zapatos ... se quedan enganchados entre los agujeros que se forman entre los adoquines. Es igualmente criticado por los papás y mamás que intentan pasear con los carritos de sus bebés y se encuentran como obstáculos muchas piedras salidas de su lugar. Puede que por estos y otros motivos el Ayuntamiento de Lisboa entienda que la calzada portuguesa,enalgunas zonas, ya no tiene sentido para una ciudad que pretende ser accesible para todos. Con su plan de accesibilidad peatonal, aprobado hace poco más de un mes, pretende facilitar la movilidad de la capital eliminando barreras arquitectónicas hasta el 2017. El plan contempla medidas como la creación de más semáforos y pasos de cebra, ciclo vías y descenso de aceras, Pero la que más revuelo mediático ha causado y más está dando que hablar es la de la retirada de la calzada portuguesa. Y con razón, porque se trata de algo que forma parte del patrimonio cultural de la capital lusa.
Los pavimentos empedrados surgieron en Portugal hacia el año 1500 aunque la actual acera se remonta a mediados del siglo XIX. En calcáreo blanco y negro, es característica su forma irregular de aplicación de las piedras. El rey Don Manuel I, en 1948, mandó iniciar el empedramiento de las calles de Lisboa, época en la que se utilizaba granito de Oporto. El objetivo era evitar que un rinoceronte blanco manchase con el barro de sus pesadas patas la comitiva esperada para el cumpleaños del monarca. Lisboa sufrió muchos cambios tras el gran terremoto de 1755. Casi un siglo después, en 1842, se realizó una calzada próxima a la que se conoce ahora, realizada por los presidarios. Una obra en su día insólita que en poco tiempo se extendió por todo el país y por las colonias. En 1986 se creó la escuela de empedradores, oficio que ha tenido incluso derecho a un monumento.
Petición pública
MyiArts (entidad que apoya el arte, cultura y turismo cultural), ha creado recientemente una petición pública para impedir que el pavimento tradicional sea retirado. “La calzada portuguesa integra nuestra historia, nuestra cultura, y revela un trazo de nuestra personalidad”, explica Tiago de Abreu, de MyiArts. “Debe crearse la implementación de mecanismo que preserven este pedazo de historia para que quien visita Lisboa pueda admirarlo y a la vez que las nuevas generaciones no pierdan el amor por aquellos que es suyo por derecho propio”, añade. Hasta el momento esta petición ha reunido 2.500 firmas y esperan llegar a las 5.000 para poder entregarla en la Asamblea de la República. Además pretenden realizar un coloquio con varias personalidades relacionadas con la ciudad de Lisboa para discutir y hablar de este tema.
Ya en noviembre del año pasado el Fórum Ciudadanía Lisboa lanzó una petición para mantener la calzada exigiendo el combate al estacionamiento de automóviles encima de las aceras y la prohibición de colocar piedra en lugar de calzada, en las obras del espacio público de Lisboa.
Existe la idea de convertir la calzada portuguesa en patrimonio de la HumanidadDesde el Ayuntamiento aseguran que no pretenden hacer desaparecer la calzada portuguesa y sustituirla por otra. El plan de accesibilidad peatonal prevé 100 medidas hasta 2017 y es una de las prioridades del poder local. Según el concejal de derechos sociales, João Afonso, la idea es convertir a Lisboa «en una ciudad para todas las personas, de todas las edades, con y sin deficiencia, con más y menos condiciones para ir andando». Considera que se ha aplicado en zonas menos adecuadas (como calles inclinadas) una «calzada sin calidad», donde se han utilizado materiales de peor calidad y ni siempre el trabajo lo realiza personal cualificado. Desde el Ayuntamiento recuerdan que «no hay tiempo ni dinero para proceder a una sustitución instantánea o integral. Tiago de Abreu, a su vez, asegura que las piedras que pretende utilizar el ayuntamiento «causan todavía más daños a quien anda por ellos, también resbala». Entiende que no hay estrategia ni preocupación por «preservar el patrimonio de Lisboa». Y recuerda que existe la intención de llevar la calzada portuguesa a patrimonio de la Humanidad como ha ocurrido con el fado. Y claro, «este tipo de procesos tarda mucho tiempo y mientas no ocurra se va destruyendo aquello que es de todos por derecho propio».
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