Internacional
Rebeca Grynspan: «Las cumbres iberoamericanas están desgastadas»
La secretaria general iberoamericana, conversó con ABC sobre los desafíos de su nuevo cargo
Manuel M. Cascante
Rebeca Grynspan (San José, 1955) fue vicepresidenta y llevó las carteras de Vivienda, de Economía y de Asuntos Sociales en su país, Costa Rica, antes de ocupar en la ONU su Secretaría General Adjunta y la Administración Asociada del Programa de las Naciones Unidas para ... el Desarrollo (PNUD). En su primera entrevista tras asumir la Secretaría General Iberoamericana, a cuyo frente estará los próximos cuatro años, repasa con ABC los retos que la esperan.
- La Secretaría y las Cumbres Iberoamericanas están en un periodo de redefinición...
- Lo principal es entender el momento que estamos viviendo y que nos dice que hay cambios importantes que hacer. Estamos ante una Península Ibérica y una Latinoamérica distintas, con muchos cambios, y muchos de ellos en la dirección correcta. Si sabemos interpretar esa nueva realidad, podremos adaptar las Cumbres para que puedan responder a la misma. Pero lo más importante es que la comunidad iberoamericana existe sin nosotros; tenemos el deber de responder a ese entramado de relaciones y afectos construidos por las gentes y los pueblos de Iberoamérica.
- ¿Cuáles son esos cambios en estos 23 años transcurridos desde la primera cumbre de Guadalajara?
- Lo principal es que el continente venía saliendo de la década perdida y de las dictaduras y hoy tenemos una América Latina mucho más democrática, que aprendió de la crisis de la deuda y que ha logrado un enorme progreso en estabilidad y crecimiento, con mayor fortaleza para enfrentar la volatilidad económica del mundo y para crecer con equidad.
- Con tantas asociaciones regionales en América, ¿tiene sentido la Secretaría?
- Esa diversidad de organismos responde a la heterogeneidad de la región; somos una comunidad plural, con diversos modelos económicos, sociales y de gobierno. Pero yo creo que debemos dar la bienvenida a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Celac, pues trata de agrupar esa heterogeneidad en una sola asociación con un papel político muy activo. Pero la Secretaría Iberoamericana suma, no resta: suma en lo cultural, en lo económico, en lo social, en la cooperación... Es interesante que en este mundo globalizado se tenga la fuerza de la identidad regional; el gran reto es que esas identidades regionales sean incluyentes. Es fácil construir capital social con los iguales; lo difícil es hacerlo con los diferentes. Y ése debe ser nuestro papel, tender puentes, unir en la diferencia.
- Pero cada año son más los países que han perdido interés en las cumbres. En la última de Panamá no asistieron muchos mandatarios, singularmente los del bloque de izquierdas.
- Enrique Iglesias [su antecesor en el cargo] tiene razón: después de 23 cumbres no hay duda de que hay desgaste, por eso se toma la decisión de realizarlas cada dos años. Pero nunca hubo una silla vacía, todos los países estuvieron siempre representados. Se pretende que en el futuro sean más concretas y con capacidad de seguimiento a los acuerdos. Mi pretensión no es que todas las iniciativas tengan 22 participantes, sino que haya suficientes iniciativas para que a ellas se sumen los países porque les parecen interesantes.
- ¿Qué papel puede tener la Secretaría en la resolución de conflictos entre los países miembros?
- Con sinceridad, no lo tiene. Hay otros organismos en la región para ello, pero a nosotros no nos corresponde.
- ¿Y en fomentar el desarrollo democrático en Cuba?
- El espacio iberoamericano fue el único en que Cuba pudo participar durante muchos años y espero que se implique activamente. Pero no nos corresponde nada más.
- ¿La crisis entre Venezuela y Panamá puede afectar a la Cumbre de Veracruz?
- No. Yo vengo de una generación que vio más conflictos entre los países de la región que los que hay ahora. Estos roces hay que asumirlos, pero llevamos libres de conflictos armados desde hace mucho tiempo. Aspirar a crear una zona de paz es perfectamente posible.
- Que usted venga de la cooperación y sustituya a Enrique Iglesias, que venía del Banco Iberoamericano de Desarrollo, no parece una decisión gratuita
- Sí, creo que se buscó un perfil distinto. El hecho de ser mujer no es marginal: hay que seguir construyendo la equidad de género. Vengo de una experiencia global, y me gustaría poder proyectar Iberoamérica mucho más al mundo. Y está mi vocación por el desarrollo y las tareas sociales. Espero que esos tres factores dejarán alguna huella en la forma en que dirigiré esta tarea.
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