La ONU lamenta que Marruecos expulse a 15 sirios sin dejar que pidan asilo

«Hemos intentado obtener la liberación de estas personas antes de que fueran deportadas interviniendo ante las autoridades competentes, lamentablemente sin conseguirlo», señala la institución de la ONU en un comunicado.

El martes seis personas de una misma familia también de nacionalidad siria, entre ellos una mujer embarazada de ocho meses y medio y dos niños, se encontraban en la zona de tránsito del mismo aeródromo a la espera de ser enviados a algún país del mundo árabe.

Estos 21 sirios, 10 de sllos niños, accedieron a territorio marroquí de manera «irregular» hace una docena de días por la zona de Saidía, una playa del Mediterráneo en la frontera entre Marruecos y Argelia, que lleva veinte años cerrada. Todos, según Acnur, traían a sus espaldas un largo éxodo y se encontraban en un estado de salud débil. Seis de los diez niños sufren, además, rubeola.

La ONU recuerda a Marruecos su obligación de acoger a esas personas que huyen de la guerra aunque estén en situación irregular, a las que tiene que ofrecer el derecho de asilo. «Hoy este principio no ha sido respetado», lamenta Acnur.

Se trata de la primera deportación en grupo de sirios de la que tiene noticia este organismo. Cuendo se cumplen tres años de guerra en Siria el número de personas que escapa de ese conflicto es cada vez mayor. Marruecos se ha concertido en zona de paso a Europa por las ciudades españolas de Ceuta y Melilla o para los que pretenden instalarse en un país árabe tranquilo.

El Gobierno de Marruecos anunció la semana pasada que iba a aparcar su permisividad. Lo hizo el ministro del Interior apenas tres días antes de que los 15 sirios fueran expulsados a Turquía, como recoge la Prensa local .

En Nador, Tetuán o Tánger, todas ciudades del norte de Marruecos, no es difícil ver estos días a ciudadanos sirios que, enseñando sus papeles, mendigan por las calles o en las puertas de las mezquitas. Algunos, los que gozan de un poder adquisitivo mayor, se alojan en hoteles o contactan con mafias que les venden papeles con los que, haciéndose pasar por marroquíes, poder entrar en las vecinas ciudades españolas de Ceuta y Melilla.