Muere otro joven en la ola de protestas que sacude Venezuela
Desde que comenzaron las protestas el pasado 12 de febrero, las «Madres de Altamira» no paran de rezar por las víctimas mortales que han dejado los choques con la Guardia Nacional Bolivariana y los grupos paramilitares y parapoliciales
ludmila vinogradoff
A las doce del mediodía de un sábado caluroso, Giovana Fantini, una abuela de 70 años, integrante de las denominadas «Madres de la Plaza Altamira», un ícono de la oposición y la resistencia caraqueña, veía desfilar ayer a los manifestantes opositores en la avenida Francisco ... de Miranda, que marchaban hacia la concentración a la altura del hotel Lido, para reclamar la libertad de los presos políticos y el fin de la represión
En la tarde, como a las 15 horas, Giovana junto a unas cien amigas y vecinas de la zona, incluiría en sus rezos a Argenis Hernández, de 26 años, quien murió este sábado en la madrugada porque un motero le disparó un tiro en el abdomen mientras protestaba este viernes en el municipio de San Diego, estado Carabobo, centro del país, por la detención de su alcalde Enzo Scarano, quien fue sentenciado hace dos días en un juicio sumarial a 10 meses de prisión por permitir las protestas en su jurisdicción.
Desde que comenzaron las protestas el pasado 12 de febrero, las «Madres de Altamira» no paran de rezar por las víctimas mortales que han dejado los choques con la Guardia Nacional Bolivariana y los grupos paramilitares y parapoliciales, denominados los «colectivos» que andan armados en motos.
Giovanna y sus compañeras rezan todos los días por los muertos que con el de Argenis Hernández suman ya 32 asesinados, de los cuales su nombre eleva a siete víctimas caídas sólo en el estado Carabobo, entre ellas, la reina de belleza Géminis Carmona, en 45 días de protesta.
Las «Madres de Altamira» han dispuesto un altar con la virgen María en el obelisco de la plaza y una gran cruz en el piso con las fotos de los mártires de la represión. Allí hacen el rosario, luego le dan la vuelta a la plaza, sacan sus cacerolas, pitos y pancartas, todas las tardes a partir de las 17 horas para mantener viva la protesta, sirviendo de apoyo a los estudiantes. «Todos los días tragamos gases lacrimógenos que nos disparan los uniformados para dispersarnos», cuenta María Cristina Suárez, amiga de Giovana. A pesar de su tercera edad son un ejemplo de coraje, valentía y perseverancia.
En la marcha los estudiantes coreaban consignas: «Quienes somos/ Resistencia / Qué queremos/ Libertad», mientras otro grupo lanzaba a viva voz: «Y no, no me da la gana / una dictadura / igualita a la cubana». Otros manifestaban: «No hay azúcar / No hay café / en Venezuela lo que hay es escasez».
En Caracas la multitudinaria concentración en la avenida Miranda partió desde cinco puntos de la ciudad. También se manifestó por la libertad en 14 ciudades más. Fue convocada por la Mesa de la Unidad Democrática para pedir por la libertad de los presos políticos, el fin de la represión y de las 1.800 detenciones.
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