La Revolución de Asturias resucita en Crimea
Alejandro Medushevsky, sobrino de la histórica dirigente obrera de la revuelta de 1934 Aida Lafuente, dirige una milicia prorrusa y está dispuesto a «coger las armas»
israel viana
Aunque separados por más de 4.000 kilómetros de distancia y más de 80 años en el tiempo, la casualidad ha querido que la Revolución de Asturias de 1934 esté presente en el conflicto de Crimea . El responsable es Alejandro Medushevsky, exconsejero del primer ... ministro crimeo y jefe ahora de una milicia de más de 140 hombres que patrulla las calles de Simferópol para «mantener la calma civil», que es también sobrino nieto de Aida Lafuente , la histórica dirigente obrera que perdió la vida intentando frenar el avance del ejército republicano en la represión de la famosa revuelta española.
Medushevsky, que nació hace 45 años en Simferópol, después de que su familia tuviera que huir a la Unión Soviética tras la Guerra Civil , tiene a su tía abuela muy presente estos días de lucha contra el «régimen fascista y golpista» de Ucrania. «Por mis venas corre sangre de Aida Lafuente, que no tuvo problemas en coger las armas para defender lo suyo. Eso es exactamente lo que me pasa a mí. Los crimeos no queremos guerra, pero si los nacionalistas de Kiev amenazan mi tierra, mi pueblo o mi familia, tomaré un Kalashnikov … y sé cómo usarlo», asegura a ABC, por vía telefónica, desde su despacho en una localidad cercana a Simferópol.
Allí hizo su vida, primero como un ruso convencido antes de la desintegración de la URSS y, después, como un ucraniano forzado, aunque «jamás» se sintiera como tal. Tras participar en la Guerra del Golfo y pasar una temporada en Uruguay, este descendiente de importantes miembros del Partido Comunista de España (PCE) regresó a su Crimea para iniciar una carrera como funcionario, donde llegó a ser, nada menos, que consejero del primer ministro de la República Autónoma de Crimea, a la sombra del poder.
«Me siento ruso»
Medushevsky vive ahora implicado al máximo en el conflicto internacional que mantiene en vilo a los principales líderes del mundo, después de que Putin culminara ante el Parlamento ruso la anexión de la península . «Nací aquí y me siento ruso», explica este líder miliciano, cuya madre, sin embargo, vive en Gijón, no muy lejos de donde Lafuente perdió la vida, cuentan, intentando frenar en solitario la represión de las tropas conducidas por el general Franco , en octubre de 1934. Y no muy lejos de donde su propia abuela Pilar, cofundadora de la sección juvenil del PCE en Oviedo, había sido herida en batalla durante la Guerra Civil, poco antes antes de llevarse a su familia a la ahora famosa península arrebatada a Ucrania .
«Crimea es muy parecido a Asturias –se atreve a opinar Medushevsky–, por la orografía, el clima y porque hay gente que sabe unirse, levantarse y echarse las armas a las manos. Históricamente Asturias fue así, y Crimea También. E incluso creo que hay un paralelismo entre la Revolución de 1934 y lo que ocurre aquí hoy. En Asturias las milicias populares se levantaron contra el ejército popular de la República , contra Madrid y contra la crisis económica de entonces, igual que nosotros aquí contra la crisis de Ucrania y el estado fascista que representa».
Su discurso casi parece aprendido de memoria, como sacado del Kremlin . Asegura que a Crimea le resultará «bien fácil» vivir sin Ucrania por la enorme cantidad de gas que produce en sus costas. Que no volverán a ser tratados como «ciudadanos de segunda clase». Que el referéndum «fue hecho democráticamente, sin un tiro, y que es una estupidez que la Unión Europea lo califique de ilegal». Que la oposición de Estados Unidos no será un obstáculo para su independencia por el apoyo de Rusia , «una de la mayores potencias del mundo». Que es importante para que «no practiquen el liberalismo económico». Que prefiere ser parte de la Federación rusa a pesar de sus niveles de corrupción , porque «Gobierno ucraniano representa a un estado fascista que no tiene ni dinero ni nada, y donde la corrupción es aún mayor». Y, por último, que los crimeos no quieren ir a la guerra , «pero que si les amenazan…».
«España es España»
Insiste en que el «regimiento» que dirige en Simferópol «no tiene ningún signo político y está integrado por hombres de muchas nacionalidades que son como hermanos», aunque reconoce después que, efectivamente, no hay entre ellos ningún ciudadano que esté en contra de la independencia. «Todos nacieron en Crimea y no quieren tener nada que ver con Ucrania », subraya.
Queda claro que, como el 96% de los votantes del referéndum avalado por Putin, Medushevsky, descendiente de la «Rosa Roja de Asturias», como fue rebautizada en las hagiografías posteriores Aida Lafuente, quiere una Crimea sin Ucrania . Pero, ¿y una España sin Cataluña , el País Vasco o la misma Asturias? «No me gustaría. Aunque sea difícil armarme una opinión por la prensa y la televisión, para mí España es España».
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