Fracasa el diálogo entre Kerry y Lavrov sobre la crisis de Crimea
Cameron y Merkel advierten a Moscú que «habrá consecuencias» si no se desactiva el referéndum de adhesión a Rusia convocado para este domingo en la península de Crimea
borja bergareche
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, y el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, mantuvieron conversaciones este viernes durante seis horas en la residencia del embajador estadounidense en el centro de la capital británica. Los dos veteranos políticos, que han mantenido un ... contacto diario desde el estallido de la crisis de Crimea , llegaron a dejar de lado a sus equipos para dar un paseo mano a mano por Regent’s Park, situado al lado de la residencia oficial de Winfield House. Pero el diálogo, y el paseo, solo sirvieron para constatar que «no existe una visión común» entre los dos países sobre cómo reconducir la situación en la península de Crimea, tal y como recalcó el propio Lavrov en la rueda de prensa posterior.
El responsable de la diplomacia rusa calificó el diálogo de «constructivo», el eufemismo de consolación que suelen usar los diplomáticos ante la ausencia de acuerdo. Y defendió que Rusia «respetará la voluntad del pueblo de Crimea». Un millón y medio de crimeos están llamados a votar sobre una posible anexión a la Federación Rusa en un referéndum convocado para este domingo por las nuevas autoridades prorrusas de la región. Estas actúan en rebeldía frente al gobierno provisional de Kiev, considerado como proeuropeo, tras la salida del país el pasado 22 de febrero del expresidente Víctor Yanukovich , defensor de estrechar los lazos con Moscú más que con Bruselas.
Mientras los responsables de la diplomacia rusa y estadounidense se reunían en Londres, unos 10.000 soldados rusos, paramilitares ucranianos prorrusos y tropas cosacas de las regiones vecinas se encargaban de engrasar la maquinaria para el referéndum de este domingo.
Merkel advierte que la crisis le causará «un enorme daño político y económico»Kerry ha advertido que se darán «pasos graves» a partir del lunes si sigue adelante la consulta, considerada por casi todos como un plebiscito-farsa para barnizar la anexión de la península ucraniana a la Federación Rusa. Una modificación de la integridad territorial de un gran estado europeo que, al menos en la retórica, las potencias occidentales califican de «ilegal» y que aseguran no tolerar. «Queremos que los ucranianos y los rusos hablen entre ellos y, si no lo hacen, habrá consecuencias», ha afirmado esta mañana el primer ministro británico, David Cameron.
Cameron, recién llegado de una visita oficial a Israel, ha mantenido un desayuno de trabajo en Downing Street con Kerry y con su ministro de Exteriores, William Hague. La víspera, el estadounidense advirtió en Washington, antes de volar hacia el Reino Unido, que «si no hay signos de la capacidad de avanzar hacia la resolución de este tema, habrá una serie de pasos graves el lunes en Europa y en Washington con respecto a las opciones que tenemos a nuestro alcance».
Elaboración de listas para las sanciones
Entre esas opciones, las cancillerías occidentales barajan una batería progresiva de sanciones contra responsables rusos. En clave conciliadora, el titular de la diplomacia estadounidense, que ha mantenido un contacto diario con su homólogo ruso a lo largo de toda la crisis, aseguró que EE.UU. no quiere verse obligado a recurrir a las sanciones. «Nuestra opción [preferida] es no vernos en una posición que nos obligue a hacerlo, nuestra opción es ver un respeto a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania», dijo ayer.
Pero, a pesar de este diálogo permanente para contener la crisis, el tono no ha dejado de subir en las últimas horas. En una intervención ante el Reichstag, la canciller alemana, Angela Merkel, descartó la posibilidad de usar la fuerza, pero advirtió en tono severo que la situación «causaría un enorme daño a Rusia, económica y políticamente». El miércoles, la Unión Europea puso en marcha la posibilidad de restringir los visados y congelar bienes contra personalidades rusas «responsables de acciones que dañan o amenazan la integridad territorial de Ucrania».
Si se activan, sería la primera oleada de una estrategia de sanciones que podría llevar incluso al levantamiento de barreras comerciales contra Rusia y al aislamiento diplomático de Moscú en foros como el G-8 o la OCDE. Este organismo con sede en París anunció el jueves la suspensión de las conversaciones de adhesión de Rusia al organismo que agrupa a las principales economías del mundo. Aún no se ha publicado una lista de los dirigentes rusos que podrían verse afectados, a partir del lunes, por estas restricciones personales y financieras.
Pero ha trascendido que el Ministerio de Exteriores británico se coordinaba esta semana con diplomáticos de Canadá, Japón, Suiza, Turquía y otros países europeos para elaborarla, según el portal EU Observer . El jueves, los organismos de la UE habrían comenzado a definir también los primeros borradores confidenciales de estas listas de posibles objetivos de las sanciones. Se da por hecho que ni Putin ni Lavrov serán objeto de sanciones, pero sí podrían figurar miembros del ministerio de Defensa, de las Fuerzas Armadas, de los servicios de inteligencia, del entorno presidencial e, incluso, del parlamento.
Maniobras navales rusas en el Mediterráneo
Una amenaza de sanciones que, por el momento, no parece disuadir a los rusos. Las tropas rusas y los paramilitares prorrusos han adelantado los puestos fronterizos de Crimea, según informa Mikel Ayestaran, enviado especial de ABC a la zona. El jueves, Moscú reconocía que 8.500 militares de las fuerzas del Distrito Sur participan en unas «maniobras» en región de Rostov del Don, limítrofe con Ucrania. Al mismo tiempo, su embajador ante la ONU explicaba al Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York que «Rusia no quiere la guerra en Crimea». El nuevo gobierno en Kiev, por su parte, habla de «agresión militar».
Más allá de las palabras de los diplomáticos, sobre el terreno los movimientos de tropas no cejan. Esta mañana, la Armada rusa ha informado de la realización de ejercicios en el Mediterránero, en el que participan varios aviones de combate y helicópteros, además del portaaviones Almirante Kuznetsov. Para muchos, aunque Moscú diga que no quiere la guerra en Crimea, todo apunta a que se está preparando para esa eventualidad, siguiendo el guión que ya aplicó en la corta y brutal guerra de cinco cías en Georgia en 2008. Con ese recuerdo en mente, EE.UU. ha desplegado también aviones en países vecinos como Polonia y Hungría y ha comenzado a enviar efectivos navales en dirección del Mar Negro. Siempre bajo la coartada de unas meras «maniobras» militares.
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