Mateo Renzi gana apoyos para tomar las riendas del Gobierno italiano

En los últimos días todas las miradas de los italianos se dirigen a Renzi, y algunos lo ven ya como el sucesor del primer ministro Enrico Letta. De hecho, crecen sus apoyos dentro y fuera del Partido Democrático: Silvio Berlusconi, la izquierda del PD y la organización empresarial Confindustria lo quieren ver de inmediato en el Palacio Chigi, la residencia del primer ministro. Hoy Mateo Renzi es el segundo político más popular de Italia, tras el presidente de la República, Giorgio Napolitano.

En Renzi los italianos aprecian las cualidades que creen que hoy sirven para sacar al país de la crisis y acabar con una política que lleva décadas empantanada. Se puede resumir en cuatro palabras lo que Renzi representa y lo que Italia necesita: “Nuevo, joven, cambio y esperanza”. Por eso hoy Renzi encanta a muchos italianos.

Matteo Renzi fue elegido el 8 de diciembre pasado secretario general del PD por el 68 por 100 de los 2,9 millones de electores simpatizantes de centro-izquierda. Licenciado en derecho, y con procedencia democristiana, Renzi se convertía en el primer responsable del Partido Democrático, sin haber pasado por la influencia directa del Partido Comunista Italiano (PCI), del que es heredero el PD. En lugar del fundador del PCI, Antonio Gramsci, el joven líder democrático prefiere a Robert Kennedy, Barack Obama y Tony Blair; y a “Bella Ciao”, la famosa canción partisana que constituye un himno en los mítines de la izquierda, Renzi prefiere la música del grupo rock irlandés U2. En realidad, el alcalde de Florencia se imagina en el papel de un nuevo Tony Blair para situar a su partido en el camino de un moderno reformismo. Por eso, en sus discursos habla el lenguaje de la esperanza y del liberalismo, explicando la necesidad de las reformas como una fuente de oportunidad y renovación para Italia.

A veces se ha acusado a Renzi de parecerse demasiado a Silvio Berlusconi. Se lo dicen casi como un insulto, pero en realidad es también un elogio, pues, al igual que “Il Cavaliere”, el alcalde de Florencia es un gran comunicador, uno que entra fácilmente en sintonía con la gente. Entre el joven alcalde y el viejo exprimer ministro se establecen continuamente comparaciones: el mismo gusto por los eslóganes y frases de impacto, flexibilidad y adaptación ideológica, y la misma ambición. De ahí que se haya acuñado ya un sobrenombre al secretario del PD: “Renzusconi”.

La gran diferencia con Berlusconi es que Renzi no tiene ningún conflicto de intereses como “Il Cavaliere”, que siempre gobernó teniendo como prioridad su grupo empresarial. Además, Silvio Berlusconi prometió mucho, fundamentalmente hacer en Italia una revolución liberal, pero los resultados de su gobierno han sido negativos.

Renzi es un político muy pragmático con urgencia por alcanzar resultados concretos, y de hecho ya ha establecido un récord, a pesar de que ni siquiera está en el Parlamento. Se sentó frente a Silvio Berlusconi, como líder del segundo partido del país, para discutir las reformas institucionales, llegando a un acuerdo. Matteo Renzi ha logrado que la ley electoral haya entrado ya en la Cámara de diputados para su discusión, y podría ser votada en este mes o en marzo.

Mateo Renzi reconoce su propia ambición con esta anécdota que repite muy a menudo: “Mi confesor espiritual me decía frecuentemente cuando era joven: Dios existe y no eres tú, así que relájate”. Matteo Renzi, católico prácticamente, fiel a la misa dominical con la familia, sigue desbordando hoy la misma ambición que sorprendía a su confesor. Tiene prisa, mucha prisa por llegar y resolver los problemas del país. El actual gobierno de Enrico Letta no le gusta, porque en su opinión su labor ha sido insignificante, y el jueves, en la reunión del PD, advirtió que el partido no apoyará un gobierno en constante declino. Y se ha dado un plazo: el próximo 20 de febrero será el día de la verdad sobre el futuro del gobierno italiano, porque se confrontarán el PD, el primer ministro Letta y el propio Renzi.