El tesorero del partido de Merkel, bajo sospecha por un posible caso de evasión fiscal
Helmut Linssen habría ingresado en un banco luxemburgués un millón de marcos alemanes entre 1997 y 2004 a través de dos empresas tapadera
andreu jerez
El arranque de la tercera legislatura de Angela Merkel al frente del Gobierno alemán no está siendo nada cómoda para la canciller. Después de las primeras semanas de desavenencias entre los socios de la Gran Coalición (democristianos, socialcristianos bávaros y socialdemócratas) y tras una aparatosa ... caída mientras esquiaba durante las vacaciones navideñas, ahora es Helmut Linssen, el tesorero de su partido (la CDU), el que causa los últimos quebraderos de cabeza a la canciller.
Linssen ingresó entre 1997 y 2004 cerca de un millón de euros en el banco luxemburgués HSBC Trinkaus&Burkhardt International a través de dos empresas tapadera con sendas sedes en las Bahamas y Panamá. Así lo apunta una investigación del semanario alemán «Stern» que ha desatado un enorme revuelo mediático, subrayado por la salida a la luz de diversos casos de evasión fiscal protagonizados por prominentes personalidades de la vida pública alemana.
Según la investigación de la revista, las autoridades germanas supieron de la cuenta del tesorero a través de un cedé comprado por el Estado federado de Renania del Norte-Westfalia, en el que precisamente Linssen fue Ministro de Finanzas entre 2005 y 2010, año en el que se convirtió en el tesorero del partido de Merkel. Puesto que conserva hasta ahora.
Sospechosa herencia
Según «Stern», las autoridades abrieron un procedimiento legal contra Linssen, quien finalmente no fue inculpado porque el presunto delito había prescrito. El tesorero de Merkel sólo tuvo que pagar los impuestos correspondientes a los intereses habidos entre los años 2001 y 2005 por el dinero que había depositado en el banco luxemburgués. Linssen rechaza todas las acusaciones y asegura que el dinero es una herencia recibida de sus padres por la que pagó los correspondientes impuestos. Sin embargo, las declaraciones del tesorero no acaban de despejar las sospechas: tanto los socialdemócratas del SPD, en el Gobierno, como Los Verdes, en la oposición, piden al partido de Merkel una aclaración satisfactoria del asunto.
La canciller guarda de momento silencio. Por su parte, el presidente de la fracción parlamentaria de la CDU, Volker Kauder, mostró ayer en una entrevista con un diario regional alemán su rechazo de cualquier práctica de evasión fiscal. Unas prácticas que en ocasiones son legales, aunque moralmente poco aceptables, y otras veces son prácticamente imposibles de descubrir sin una mayor cooperación internacional de los Gobiernos implicados, como ha reconocido en repetidas ocasiones el actual ministro de Finanzas federal alemán, el democristiano Wolfgang Schäuble.
Sin embargo, el partido de Merkel rechaza la petición del SPD de eliminar parcialmente el llamado «secreto fiscal», según el cual las autoridades alemanas no pueden dar a conocer la identidad de los ciudadanos contra los que se inicia un procedimiento legal por presuntas irregularidades. El caso Linssen abre así un nuevo frente entre los dos grandes partidos de la Gran Coalición encabezada por Merkel.
Disparar al evasor
El caso es que la evasión presuntamente protagonizada por el tesorero de los democristianos se une al goteo de noticias aparecidas durante los últimos días sobre conocidas personalidades alemanas que no cumplieron con sus obligaciones fiscales. El lunes pasado, la secretaria de Estado de Cultura de Berlín, la socialdemócrata André Schmitz, dimitió tras reconocer que tenía una cuenta en Suiza con unos dos millones de euros. Antes de ello, se supo que la prominente feminista Alice Schwarzer había reconocido ante la justicia germana que también tuvo cuentas en el país vecino desde la década de los ochenta.
Actualmente, el ministerio de Finanzas alemán trabaja en el endurecimiento de la legislación sobre evasión fiscal. Una reforma que prevé aumentar de cinco a diez años el periodo necesario para que un delito fiscal prescriba. La medida estaba prevista en el contrato de gobierno firmado por CDU, CSU y SPD, pero ahora parece saberle a poco a algunos socialdemócratas, que piden un mayor endurecimiento de la ley.
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