Cruce de acusaciones entre suníes y chiíes tras el atentado de Beirut
La guerra siria sigue desestabilizando el ya de por sí frágil equilibrio político y confesional del país del Cedro
maría iverski
La bomba que mató el viernes a un antiguo ministro de Economía en Beirut y crítico del régimen sirio ha desatado una auténtica tormenta de recriminaciones políticas que amenaza el complicado equilibrio de un Líbano profundamente dividido en torno a la guerra en Siria.
El veterano economista y diplomático suní, Mohamed Shatah , de 62 años, era uno de los asesores más próximos a Saad Hariri, hijo del ex primer ministro Rafik Hariri, otro firme oponente del liderazgo sirio, y cuyo asesinato en 2005 en un atentado con coche bomba desencadenó un movimiento popular que terminó con la presencia militar de Siria en el Líbano después de 29 años.
Apenas unas horas después de la muerte de Shatah, Saad Hariri y sus aliados de la coalición del 14 de marzo , que agrupa a fuerzas suníes y cristianas, emitían un comunicado en el que responsabilizaban al gobierno sirio y a su aliado chií Hizbolá de la bomba que causó finalmente siete víctimas mortales. Una denuncia a la que también se ha sumado hoy la oposición siria, quien culpa del ataque al gobierno de Bashar al Assad , a Irán y a su mano ejecutora en el Líbano, Hizbolá. El partido de Hassan Nasralá y el régimen sirio han condenado por su parte el suceso, describiéndolo como un intento de sembrar el caos, mientras que el embajador iraní en Beirut considera que el crimen «solo sirve a los intereses de Israel».
Mazazo para el país
La noticia del fallecimiento del ex ministro ha supuesto un mazazo para un país en el que Shatah era contemplado, incluso por sus enemigos, como un hombre moderado y favorable al diálogo . Su muerte obliga a recordar el período comprendido entre 2005 y 2008, marcado por una serie de asesinatos que nunca se resolvieron de destacadas figuras antisirias, suníes y cristianas, del mundo de la política y del periodismo. El conflicto entonces, entre Hizbolá y el régimen sirio frente a la coalición pro-occidental de Hariri, terminó con el bloque favorable a Occidente instalado durante meses en el Hotel Fenicia de Beirut en un intento de evitar nuevos atentados, y con un Hizbolá más fortalecido en el parlamento libanés.
Hoy en día, el abismo existente entre los dos principales grupos políticos del país se ha visto magnificado por la guerra en la vecina Siria y por una lucha regional entre Irán y Arabia Saudí que se dirime por momentos en el tablero libanés. Para muchos analistas la desaparición de Shatah es interpretada como un mensaje de intimidación a la coalición del 14 de Marzo, especialmente a Saad Hariri , que vive en el exilio desde hace dos años por temor a ser víctima de un atentado. El juicio por el asesinato de su padre Rafik está previsto para mediados de enero y entre los inculpados, en paradero desconocido, se hallan cinco miembros de Hizbolá. La explosión, producida además en el reconstruido Downtown de Beirut, la joya de la corona y símbolo del imperio Hariri, parece una clara advertencia de que los ataques mortales perpetrados en los últimos meses en distintas zonas controladas por Hizbolá pueden ser vengados.
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