Maduro interviene ahora los precios y la venta de vehículos

«Los carros saldrán de la planta con el precio justo», anunció Maduro, quien insistió también en que «la prioridad es la producción nacional». En este sentido anunció una alianza estratégica entre el Gobierno y la empresa francesa Peugeot para instalar una fábrica de vehículos en el país . Pero lo cierto también es que, en tanto llegan eventuales inversiones extranjeras, las medidas prácticas adoptadas no tienen apenas efecto sobre la producción y, en cambio, ahondan en el intervencionismo que está en la raíz de los principales problemas de desabastecimiento y coste desorbitado de numerosos productos.

La falta de divisas extranjeras al cambio oficial marcado por el Gobierno (el mercado negro es otro mundo) y las crecientes limitaciones a la importación de piezas y vehículos han provocado una caída en picado de la producción y venta de automóviles. Es más, las extravagancias de la economía venezolana sumadas al intervencionismo y la picaresca han llegado a causar paradojas como que el precio de un vehículo de segunda mano con no muchos kilómetros de rodaje llegue a ser más caro que uno nuevo. La explicación está en las famosas «listas de espera» a las que hay que apuntarse para conseguir algunos de los productos más preciados. La espera puede prolongarse un año o más, lo que significa que, en el momento de llegar al consumidor, el artículo se ha encarecido con la inflación acumulada (algo más del 45 por ciento entre enero y octubre). O que el comprador acuda a alguna de las redes semimafiosas que revenden los productos en espera.

El Ejecutivo prohíbe expresamente «especular con los precios de vehículos usados como si fuesen nuevos», tanto con los que están producidos en Venezuela como con los importados. «Vamos a tener control y supervisión para que esto se cumpla», aseguró Maduro .

Electoralismo

Pero, en lugar de dejar que la economía del país se rija con mecanismos de mercado, el presidente venezolano insiste en intervenir y regular. Con medidas como el control de las ventas de vehículos o las rebajas impuestas en las tiendas de electrodomésticos, Maduro intenta fomentar el consumo ante unas elecciones cruciales, en las que la oposición ha puesto muy altas expectativas.

Pero lo que los expertos temen es que, más pronto que tarde, todas estas medidas se traduzcan en mayor escasez, imposibilidad de que las tiendas repongan sus depósitos e incluso se vean obligadas a cerrar. De hecho son efectos ya padecidos por varios comercios, que ya no pueden renovar su oferta y que han decidido echar el cierre provisional.

A todos estos problemas se suman los últimos apagones que sufre el país y que Maduro atribuye a actos de sabotaje. El presidente ha instado al pueblo venezolano a «estar alerta frente a los planes desestabilizadores que pueda emprender la derecha». Yha asegurado que los responsables del ataque «pretendían dejar al país sin servicio eléctrico durante 48 horas». «¿Cuál es el móvil para dejar a un país entero sin luz? ¿A quién beneficia quitarle la electricidad a todo un pueblo?», se preguntó Maduro, en palabras que hacen temer una nueva arremetida contra la oposición.

Eso sí, para remate, la Asamblea Nacional ha aprobado el Plan de la Patria , ideado por el difunto presidente Chávez como un nuevo y más intenso viraje hacia la izquierda, que pasa en convertirse en ley vigente hasta 2019.