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La Iglesia católica cubana da al régimen diez razones para acelerar los cambios

El portavoz del arzobispado de La Habana valora la reforma migratoria pero se refiere al exceso de «restricciones y carencias»

La Iglesia católica cubana da al régimen diez razones para acelerar los cambios afp

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La Iglesia católica cubana ofrece diez razones para acelerar las reformas y reclama al presidente Raúl Castro que siga avanzando en el proceso de reformas «con prisa», para no perder más tiempo, pero con las «pausas» necesarias para evitar los obstáculos que puedan surgir en su aplicación. En un artículo publicado en la revista « Palabra Nueva », el portavoz del arzobispado de La Habana, Orlando Márquez, ha defendido que «este proceso de reformas o actualización, debería ser con prisa pero con pausas».

«Con prisa para avanzar de forma expedita y sin titubeos, pero con las pausas estrictamente necesarias que posibiliten redireccionar el cauce o apartar los obstáculos estructurales o humanos que impiden el avance», justificó. El discurso oficial del régimen es que los cambios deben ser «sin prisa, pero sin pausa».

Han tenido repercusiones «en el orden social y, de algún modo, en lo político» Según Márquez, en los últimos siete años se han producido cambios, «casi todos de orden económico pero con repercusiones en el orden social y, de algún modo, en lo político». En su opinión, «la decisión más importante y digna de todo reconocimiento» adoptada en este tiempo por el Gobierno cubano ha sido «la de eliminar el permiso para viajar al exterior », informa Europa Press.

Sin embargo, subrayó que «ese y otros cambios, por ser tantas las carencias y las restricciones acumuladas, resultan apenas perceptibles mientras no beneficien a un sector cada vez más amplio de la población, ni incidan en los índices económicos».

Así las cosas, ha insistido en la importancia del tiempo -«el tiempo perdido no vuelve»- y ha defendido que «es importante que el proceso de reformas iniciado avance de forma expedita», aunque tratando de «evitar el desbordamiento». Para ello, ha proseguido, hay que «hallar el punto de equilibrio entre las consideraciones políticas y las demandas ciudadanas». En este sentido, en su extenso artículo publicado en la revista del Arzobispado de La Habana, Márquez ha ofrecido una serie de diez razones por las que considera que «la cuestión del tiempo en este proceso de reformas es importante».

Expectativas generadas

La primera de ellas, ha afirmado, es que «lo que se ha anunciado, por muy escaso de especificidades que haya sido, suscita expectativas muy naturales en una ciudadanía preparada para conquistas mayores» y, de no producirse, podría llevar al «desaliento ciudadano» que «no es buen aliado de nadie ni de nada».

También es importante seguir avanzando porque «los indicadores económicos y la canasta familiar siguen siendo escuálidos», pese a las medidas anunciadas hasta ahora, y «porque no se puede aspirar a construir un país y una sociedad prósperos si no se posibilita la existencia de ciudadanos prósperos y no se abren las puertas a las fuentes de finanza que generen prosperidad».

Asimismo, Márquez ha subrayado que para 2030 Cuba contará con un 30 por ciento de su población mayor de 60 años, «un sector pobre en un país subdesarrollado y pobre». Para afrontar este problema, ha planteado la necesidad de «crear condiciones que estimulen la natalidad y desincentiven la emigración e incentiven la inmigración de gente más joven dispuesta a trabajar e invertir aquí capital y conocimientos, incluidos cubanos emigrados dispuestos a regresar».

Por otra parte, ha considerado que «es una pérdida de tiempo insistir en la ineficacia probada de la propiedad estatal sobre toda rama de la producción y los servicios», y «resultan demasiado aburridos y absurdos los mismos llamados a la eficiencia, al control y a la disciplina laboral en las empresas estatales, publicados en la prensa oficial hace veinticinco años o la semana pasada».

También se refiere a la «decadencia» en salud y educación También ha advertido de que «la desventaja económica y tecnológica» de Cuba y sus ciudadanos la sitúan en «una posición vulnerable ante la necesidad de insertarnos en una economía globalizada y la posibilidad del levantamiento del embargo-bloqueo de Estados Unidos».

Además, ha proseguido en su extenso artículo, «la estabilidad económica y la prosperidad personal y familiar pueden ser un medio eficaz -no el único- para ese noble fin de recuperar determinados valores ausentes hoy en la sociedad» y acabar con «conductas antisociales e inmorales» -como el robo en las entidades estatales o el tráfico de influencias- que están «provocadas, en parte, por las escaseces materiales acumuladas generacionalmente y sus consecuencias».

Igualmente ha considerado que acelerar las reformas ayudará a «detener y remontar la decadencia de dos de los sectores más importantes de la sociedad: la salud y la educación».

Capitalismo y socialismo

Por último, argumentó que «cuanto más avanzado esté el proceso de reformas, más propicio será el escenario para quienes tendrán la responsabilidad política de conducir el país en el futuro inmediato». Anticipándose a las posibles críticas, Márquez subrayó que para la Iglesia «no se trata de una elección teológica entre capitalismo y socialismo». «Hay algo que está por encima de la economía, la política y los partidos: es la persona, es el ser humano (...) quien debe ocupar siempre el foco principal de toda acción política, económica, cultural y social. Ante la libertad y dignidad del hombre, de todos los hombres, todo proyecto social solo es útil si las reverencia y les sirve», remachó.

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