Salmond, acusado de «faltar al respeto» del parlamento escocés

El líder nacionalista presentará el martes su Libro Blanco sobre la Independencia en el museo de la Ciencia de Glasgow, y no en la cámara regional como se esperaba

Salmond, acusado de «faltar al respeto» del parlamento escocés reuters

BORJA BERGARECHE

El presidente escocés, Alex Salmond , ha recibido fuertes críticas tras anunciar que realizará la presentación el martes de su esperado Libro Blanco sobre la Independencia en el museo de la Ciencia de Glasgow y no en un debate en el parlamento de ... Holyrood, tal y como se esperaba. El nuevo ministro británico para Escocia, Alistair Carmichael , habla de «demostración de falta de respeto por el parlamento [escocés] y por la gente que elige ese parlamento», una acusación reiterada desde las filas de la oposición al nacionalismo escocés, que cuenta con mayoría absoluta en la cámara regional.

«Si el Libro Blanco no es presentado primero al parlamento escocés será una afronta a la democracia escocesa y al pueblo escocés», defendió el miércoles Paul Martin , portavoz de economía del Partido Laborista, la primera fuerza de la oposición. «El gobierno escocés está actuando con una arrogancia increíble, y actúan más como una dictadura electa que como un gobierno elegido democráticamente», denuncia Martin. Un dirigente «tory» en Escocia, John Lamont , acusa a Salmond por su parte de “desprecio y falta de respeto hacia el proceso parlamentario”.

«Veremos si esta a la altura de la expectativa que ellos mismos han creado»Salmond lanzará, así, su guía para una Escocia independiente con la oposición interna irritada y el gobierno de Londres mostrando los dientes . En su primer encuentro con la prensa extranjera desde su nombramiento hace seis semanas, Carmichael recordó que el propio Partido Nacionalista Escocés (SNP en sus siglas inglesas) ha remitido la respuesta a los muchos interrogantes que plantea su proyecto de secesión al Libro Blanco. «Veremos si esta a la altura de la expectativa que ellos mismos han creado», advirtió el ministro para Escocia de Cameron.

Se espera que el manual hacia la secesión que presentará Salmond el martes por la mañana en los muelles de Glasgow resuelva algunas de las incógnitas que plantea el proyecto separatista que lidera, como la moneda de una hipotética Escocia independiente, su esquema para la Defensa o el pago de las pensiones. En Londres la expectación es máxima , acentuada por el deseo de ver por fin a Salmond saltar al ring del debate independentista. Enfrente en el cuadrilátero, Cameron decidió el mes pasado sustituir al anterior titular para Escocia, el liberal de maneras suaves Michael Moore, por un ex hotelero de orígenes obreros y maneras rudas como Carmichael.

Y este, ayer, comenzó a repartir los primeros mandobles. Su punto de partida fue un golpe directo al grano. «Si Escocia se convierte en un país extranjero, les trataremos como a un país extranjero». Denunció la «gran falta de honestidad» de Salmond, a quien acusa de transmitir que «quieren salir del Reino Unido pero mantener las ventajas del Reino Unido ; si lo que quieren al final es salirse, deben explicarlo claramente». «Es una de las tendencias más claras del nacionalismo: nos iremos de Gran Bretaña pero luego volveremos de forma selectiva a tener la libra esterlina como moneda o el Banco de Inglaterra como prestamista de último recurso», insistió el diputado liberal. Si se van, se van. Y Carmichael, y el gobierno que representa, quieren escucharlo de boca de Salmond.

En el caso de la pertenencia a la Unión Europea, uno de los puntos débiles del proyecto del SNP , el ministro para Escocia no dio rodeos: «Está aceptado bastante claramente que Escocia, como Estado independiente, debería pasar por el procedimiento de solicitud de admisión en la UE, si es que quieren unirse, como sospecho que querrían». Más ironía, y más contundencia. Así parece traducir Carmichael las instrucciones que habría recibido de Cameron, según coinciden varios analistas, de adoptar una linea mas dura. «El ministro de Finanzas, George Osborne , ya ha dicho que una unión monetaria de Escocia con la libra esterlina es muy, muy poco probable», recordó. Y, en su intento de noquear el proyecto independentista, se refirió a la incertidumbre fiscal que genera la piramide de poblacion escocesa, tal y como advertía esta semana el Institute for Fiscal Studies, un respetado centro de análisis político.

La tasa de dependencia -que mide la ratio entre la población dependiente y la población productiva, que cotiza a las arcas de la Seguridad Social- «es de solo 1,9 personas activas por cada pensionista en Escocia, frente a 2,2 en el Reino Unido, una diferencia significativa». También advirtió crudamente que, en el caso de un triunfo de la opción separatista en el referéndum convocado para el 18 de septiembre de 2014, los astilleros del Clyde, el río que atraviesa Glasgow, no volverán a construir un buque de guerra . Carmichael, nacido en 1965 en Islay, una de las islas occidentales de Escocia, insiste siempre en presentarse como un hijo de los muelles de Glasgow. «Mi madre nació a una calle, mi tío trabajó en los astilleros, y mi abuela dirigió allí una grúa durante la Segunda Guerra Mundial», recordó.

«Si Escocia se convierte en un país extranjero, les trataremos como a un país extranjero»Y explicó que «si Escocia elige convertirse en un país extranjero para el Reino Unido, perderán cualquier tratamiento preferente en los contratos de construcción de buques de la Armada». Un mensaje que cala hondo en los muelles industriales de Glasgow, que simbolizan -como la Margen Izquierda del Nervión en España- el duro impacto social y laboral de la desindustrialización de los 70 y los 80 y la globalización de la economía en los 90. La advertencia no fue casual. El gobierno británico tiene muy en cuenta que, aunque los sondeos dan una ventaja de 20-30 puntos al «No» a la independencia, casi todos muestran un porcentaje notable de indecisos en torno al 20%.

«Como político, se que es un porcentaje muy elevado, así que no doy nada por hecho», dijo Carmichael, que recordó el segundo referéndum de independencia en Quebec en 1995 en el que, tras una ventaja considerable del «No» a la separación en los meses anteriores, la permanencia en Canadá venció por un solo punto con un 50,4% de los votos. Con Glasgow en la cabeza, Carmichael realizó el retrato robot de esa bolsa de indecisos que tiene en sus manos el resultado de la consulta escocesa del año que viene. Hombre, de origen obrero, votante tradicional laborista, que sufrió la crisis de la industria en los 70 y que, decepcionado de 30 años de gobiernos laboristas [en Escocia], voto al Partido Nacionalista escocés en 2011. «Si ya lo hicieron una vez, podrían hacerlo una segunda, asi que todavia es posible que el 'Si' gane».

Con el contexto internacional en mente, Carmichael despachó de nuevo cualquier afán de realizar paralelismos entre la situacion en España con Cataluña y el Reino Unido , como ya hiciera Salmond en enero al situar el proceso escocés «en otro contexto» que la cuestión catalana. «Los arreglos constitucionales son diferentes, así que las comparaciones no llevan muy lejos», dijo. «Tengo entendido que la Constitución española establece específicamente que este tipo de decisiones deben tomarse a un nivel amplio», dijo, en referencia a la participación de todos los españoles en los referendos que recoge la Carta Magna. Ademas, aprovechó para desmentir que existan conversaciones entre el Gobierno británico y el catalán, según han apuntado algunas fuentes. «El nivel apropiado para una discusión así sería, en cualquier caso, entre el gobierno británico y el Gobierno español», recalcó.

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