La difícil (y breve) tarea de ser primer ministro en Somalia
En apenas una década, el cargo ha sido representado por una docena de políticos. Ahora, una nueva trifulca vuelve a hacer tambalearse al actual representante
A Abdi Farah Shirdon el romance tan solo le ha durado un año. En los últimos días, la figura del primer ministro somalí se tambalea después de que el presidente del país, Hassan Sheikh Mohamud, haya exigido su dimisión ante la incapacidad para continuar con ... el ejercicio del cargo, según aseguran algunos medios .
Shirdon, quien ya ha admitido diferencias constitucionales con el mandatario somalí, (demostrando que su salida no será fácil), asumió el cargo en octubre de 2012.
En este sentido, de producirse, la dimisión abriría una profunda crisis en el actual Gobierno, quien ya comenzaba a ver «brotes verdes» tras años de peregrinaje por el desierto.
Las cifras hablan por sí mismas: una docena de primeros ministros en apenas una década.
Precisamente, Shirdon era un antiguo aliado del presidente Mohamud y su nombramiento se produjo tan solo un mes después de que éste se impusiera en los primeros comicios libres en casi medio siglo.
Mucho camino político por recorrer
Fundador de la universidad Simad de la capitalina Mogadiscio, el presidente Mohamud estaba considerado un candidato menor entre los 25 nombres aprobados por la comisión electoral en las elecciones de septiembre de 2012 , sobre todo, ante su nula experiencia en política.
Como reconocía entonces el analista local Abdirashid Hashi, «la formulación de un Gobierno verdadero, bueno y democrático en Somalia está muy lejos aún». En esencia, «(las elecciones) son solo la entrega de una autoridad provisional a otra, de una transición a otra», destacaba.
No en vano, entre los principales candidatos se encontraban viejos conocidos de la política local como el anterior mandatario, Sharif Sheikh Ahmed (quien acabó segundo en las votaciones), el ex primer ministro Mohamed Abdullahi Mohamed «Farmajo» o el antiguo portavoz parlamentario Hassan Sheikh Aden.
Pese a ello, y aunque la propia población no tomó parte en la votación de forma directa (el mandatario fue elegido por los 275 diputados que componen la Cámara somalí), el proceso electoral fue percibido por la mayoría de organismos regionales e internacionales como un paso significativo hacia la creación de una democracia real.
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