Sin noticias de la Pussy Riot Nadezhda Tolokónnikova

La activista fue trasladada el pasado 21 de octubre desde la colonia de trabajos forzados número 14 de Mordovia, a 600 kilómetros al sureste de Moscú , a otra situada supuestamente en Cheliabinsk (Urales). Pero, desde entonces, ni sus abogados ni sus familiares saben nada de ella. Cuando un recluso es transferido a otro penal, la ley rusa establece que el nuevo lugar de reclusión debe ser notificado en un plazo máximo de 10 días , lo que no se ha hecho todavía.

Por eso hoy se han congregado varias decenas de personas en Moscú frente al edificio del Servicio Federal Penitenciario de Rusia (FSIN). Entre los asistentes a la protesta están el padre de Nadia, Andréi Tolokónnikov, y su marido, Piotr Verzílov. «Nos proponemos continuar aquí mientras no nos digan en dónde está Nadia », aseguraba Verzílov a la prensa.

Él mismo recibió el 25 de octubre la información de que su esposa había sido internada en la colonia penitenciaria número 1 de Cheliabinsk, en el mismo centro de la ciudad, pero, tras haberse personado allí junto con los abogados, pudo comprobar que no era así. En esta cárcel afirmaron no saber nada de ella.

Según Verzílov, su cónyuge partió de Mordovia en un tren-calabozo . El mismo sistema se utilizaba en la época de Stalin, cuando, durante el trayecto, el penado perdía el contacto con sus seres queridos. A veces por periodos que duraban meses.

Se da la circunstancia de que la decisión de trasladar a Tolokónnikova a otra cárcel fue adoptada después de que ésta protagonizara una huelga de hambre y tuviera que ser hospitalizada.

Denunciaba así las insufribles condiciones de reclusión del penal en Mordovia y el mal trato que reciben las internas. Tolokónnikova y dos de sus compañeras fueron condenadas a dos años de cárcel por un supuesto delito de “vandalismo motivado por odio religioso”. Entonaron en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú una plegaria a la Virgen rogando que eche a Rusia del poder.