Merkel avanza hacia una gran coalición con los socialistas
La introducción del salario mínimo y la fiscalidad aún separan a la CDUy el SPD
andreu jerez
La información sobre la donación a la CDU de Angela Merkel de más de 600.000 euros realizada por la familia Quandt (propietaria de más de la mitad de acciones de BMW y una de las estirpes más poderosas de Alemania) complicaron por momentos las ... parsimoniosas conversaciones que sigue la unión conservadora para formar gobierno. Los tres partidos de la oposición (los socialdemócratas del SPD, Los Verdes y La Izquierda) lanzaron sobre los democristianos sospechas de dejarse comprar por unos cientos de miles de euros. Algunos políticos opositores ven incluso la mano de los Quandt tras la intención del actual Gobierno federal de oponerse a endurecer en toda Europa los límites de emisión de gases contaminantes de los automóviles. Medida que evidentemente afectaría a la industria automovilística alemana, una de las más importantes de la locomotora económica europea.
Pero, pequeños escándalos al margen , Merkel sigue con paso firme hacia su objetivo: la formación de un Gobierno federal sólido y con una mayoría estable que le permita gobernar cómodamente Alemania y seguir adelante con su hasta ahora inflexible política europea. Después de que la segunda ronda de negociaciones con los socialdemócratas culminase sin que se anunciaran en público resultados concretos, los democristianos de la CDU y sus socios socialcristianos de la CSU bávara arrancaron ayer por la tarde la segunda ronda de conversaciones con los ecoliberales de Los Verdes.
Dificultades negociadoras
La prensa alemana informaba de las enormes «dificultades» con las que se encontraron las cúpulas de los dos grandes partidos alemanes en su segunda ronda negociadora. Algunos analistas incluso apuntaban que las posibilidades para la formación de una gran coalición habían disminuido tras la última jornada de conversaciones entre democristianos, socialcristianos y socialdemócratas. Asuntos como la introducción de un salario mínimo interprofesional para todo el país (hasta ahora inexistente en Alemania), la reforma fiscal, la inversión en infraestructuras y educación, o la financiación de los municipios siguen siendo cuestiones sometidas a duro debate.
No hay que olvidar además que la cúpula de SPD someterá al voto vinculante de sus bases un posible pacto de Gobierno con la unión conservadora de Merkel. Lo que supone que los líderes socialdemócratas deben presentar una serie de convincentes logros políticos si quieren obtener el apoyo de su más de medio millón de afiliados.
Pero, pese a las diferencias, u na gran coalición sigue siendo la opción más factible por tres razones: sería el Gobierno más sólido y del que hay además antecedentes más fiables, lo que encaja con la tradición política alemana de buscar mayorías políticas amplías y estables; Horst Seehofer, presidente de la CSU, ya ha dicho que prefiere formar gobierno con los socialdemócratas e incluso se negó en un primer momento a sentarse a negociar con Los Verdes; y, por último, un gobierno entre conservadores y Verdes parece una coalición más bien quimérica en estos momentos.
Lo que deja entrever que Merkel avanza sin prisa pero sin pausas hacia una reedición de una gran coalición como la que gobernó el país entre 2005 y 2009. El problema es hasta donde está dispuesto a ir su partido a la hora de hacer concesiones.
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